Es muy fácil pensar en que el Madrid va a perder en Pamplona, en el Calderón, en el Camp Nou, en San Mamés. Es muy fácil pensarlo y decirlo y no en vano Guardiola animó a sus aficionados a hacerlo. Otra cosa es que eso vaya a pasar, que no parece probable. Los excelentes resultados y el juego del Barcelona de estos tres últimos años no puede ocultar una realidad: está compitiendo con un equipo soberbio: el más caro que el dinero puede comprar, mejorado año tras año, con el entrenador más caro del mundo y el que más títulos ha ganado, con una conexión en el juego que le ha llevado a ganar 25 de 30 partidos y estar en camino de batir el récord de puntos de la liga y, esto es seguro, el de goles.
El Barcelona no solo compite consigo mismo, compite con el mejor Real Madrid de la historia y eso es decir mucho, muchísimo. Un equipo que, cuando tiene problemas en defensa, saca a un central campeón del mundo y de Europa que ha costado 20 millones de euros y no pasa nada.
Con todo eso sobre la mesa, es normal que Guardiola mandara desde la derrota en el Reyno de Navarra el mensaje de que la liga estaba perdida. Una buena manera de centrar todos los esfuerzos en la Champions League, que es la gran competición este año para el Barça. Voy a dejar clara una cosa que siempre he pensado y en la que me alegra coincidir con el técnico blaugrana: el mejor equipo es el que gana la liga. De eso estoy convencido. Pero si no puedes ganar la liga y ganas la Champions, a nadie se le escapa que acabas el año como el equipo más prestigioso y glamouroso de Europa, por justo o injusto que eso sea.
Con el Milan en la cabeza, que es donde debe estar, el Barcelona jugó un partido impecable ante un Athletic venido a menos por determinadas bajas y que solo sacó a Muniain y Llorente en la segunda parte sin que el encuentro variara demasiado: desde el minuto uno, el Barça presionó arriba, con Busquets haciendo, como siempre, un trabajo descomunal, y pagó las carencias propias de un equipo sin goleadores. La baja de Villa ha sido un palo enorme y el bajo estado de forma de Pedro sigue afectando. Tello es un buen suplente, un muy buen agitador, pero no le podemos pedir que rinda a la perfección en todos los partidos a alguien que viene de ser suplente en segunda división.
El dominio total en el juego -cero disparos a puerta del Athletic en todo el partido- no se tradujo en el marcador hasta el gol de Iniesta, en una jugada más de empeño que de calidad: Alexis luchó por el balón como en él es habitual, lo cedió a Messi, que aprovechó el desmarque del manchego para cederle el 1-0. Creo que van 23 asistencias de liga del argentino en lo que va de temporada, camino de superar las 24 del año pasado. El gol resumía el partido: presión asfixiante del Barça y errores constantes del Athletic de Bilbao en la salida del balón, incapaz de generar una construcción digna de ese nombre.
En ese sentido, Alexis volvió a destacar por su esfuerzo, pero no es un goleador. No lo era en el Udinese, en su mejor versión, ni en Chile, no se le puede pedir que ahora lo sea. Eso puede ser un problema, insisto. Por mucho que el Barcelona domine, si Messi no inventa, complicado. Y se supone que tiene que ganar ocho partidos consecutivos -aparte de los ocho que ya lleva- si quiere ganar el campeonato. No lo hará, siento decepcionarles.
Lo mejor de estos partidos viene siendo la pareja de centrales Piqué-Mascherano. Cada vez se entienden mejor y dan mayor muestra de solidez, especialmente el argentino. Expeditivos en defensa y con gran capacidad de anticipación, las internadas del canterano en la primera parte generaron a la vez peligro y algo de confusión. Es buena idea que Piqué rompa y genere así espacios, quizá no lo es tanto que conduzca casi hasta el área contraria sin buscar compañeros o sin encontrarlos. Con Thiago de nuevo desaparecido -y es una pena, pero tiene 20 años, ¿qué quieren?-, el ataque posicional lo llevaron en la primera parte entre Piqué y Alves. Se notó.
La segunda parte tuvo más alternativas pero también más profundidad. Messi encontró su lugar, aunque algo falto de chispa, la que separa a un muy buen jugador de un jugador estratosférico. Mejor el martes, insisto. Tello se sacó de la manga un penalti inexistente pero que premió su constancia y valentía incluso en un día gris. Messi lo convirtió en el 2-0. Es curiosa la cantidad de penaltis que se han comido este año los árbitros a favor del Barcelona y que de repente se les ocurra pitar uno así. Nueva muestra de lo malos y aleatorios que son.
Quiso reaccionar el Athletic con Muniain liderando las operaciones. Estamos ante un jugador superlativo, algo más que una promesa. Si yo dirigiera un club y tuviera dinero para fichar a un jugador joven sería Muniain sin duda. Otra cosa es que el navarro quiera irse del Athletic, donde el cuidado por su evolución es ejemplar. Entre él y el pánico que suele desatar Llorente entre los defensas rivales, los de Bielsa dieron algo de guerra, pero ya era tarde. La temporada del Athletic es extraña: impecable en Europa, finalistas en la Copa... y un impropio undécimo puesto en la clasificación liguera, en plena caída en picado.
Keita pudo marcar el 3-0 en un tiro al travesaño y Gorka sacó un par de buenas manos a Messi, siempre revoltoso. Poco más. Ni el Athletic creyó nunca en la victoria ni el Barcelona quiso esforzarse demasiado teniendo en cuenta que se juegan toda la temporada en menos de 72 horas. Por cierto, no hemos hablado de Cesc porque no sabemos qué pasa con Cesc: ¿Está lesionado o fuera de forma? El de Arenys se quedó fuera de la convocatoria y las alarmas han saltado. El Barcelona puede ser campeón de Europa sin Cesc, pero le será más fácil con el ex-jugador del Arsenal en el campo. Y a ser posible de centrocampista.