Todo empieza en una Moleskine de 2003 en la que Lucía había dejado un mensaje, palabra a palabra, en cada página. Una palabra por página y empezando desde el final, como si quisiera decir "te vas a tener que acordar de mí el resto de tu puta vida y puedes empezar desde ya". La sutileza de algunas venganzas, la soberbia inteligencia de mis amantes, superior, incluso, a su soberbia belleza. Pedirles además que me quisieran...
La nostalgia tiene que ser divertida. Esa es mi idea. Si no es divertida, no es nostalgia, es secreto, eso lo sabe cualquier terapeuta. Tengo Moleskines de 2003 a 2009, más o menos. Probablemente Lucía había oído algo de que eso eran "libretas de escritor", pero yo no tenía ni idea. A mí, del mundo del escritor solo me interesa escribir y de escribir me interesa contar lo que quiero que los demás escuchen, sin planes preconcebidos. Hay cosas divertidas. El mundo tal y como lo conocíamos, el de antes de empezar el blog a finales de 2005. Anécdotas en forma de diario, viajes en vertical y horizontal, mucho Londres, mucha Lucía, por supuesto, persecuciones a adolescentes en pueblos del Alberche, poemas, muchísimos poemas muy mal construidos pero que supongo que tenían algo, inicios de relatos, incluso relatos enteros, algunos de los cuales ni siquiera me molesté en pasar al ordenador.
La obra inédita del escritor inédito.
No hay en mis libretas ningún intento de
universidad desconocida, ni mucho menos. No hay ningún intento de nada que no sea entenderme. Eso cuando me encierro en mí mismo. La otra parte divertida de todo aquel material es la preparación de las entrevistas de 2005, 2006, 2007 y la caligrafía apresurada de las respuestas: Nacho Vegas antes de Christina Rosenvinge, Pepu Hernández antes de ser Campeón del Mundo, el entrenador del Estudiantes cuando el Estudiantes no estaba a punto de desaparecer, Lichis en Terrasa, con la edad que tengo yo ahora, comiendo spaghetti en un inmenso restaurante italiano mientras hablábamos de Henry Miller y la Odisea.
Hay diarios de Dublín, diarios de Nueva York. Yo no pretendía ser Julio Camba porque yo pretendía ser yo, porque estaba convencido de que ser yo tenía que ser una aventura prodigiosa. Con los años, se me ha ido pasando. El día a día, hora a hora, de los festivales de San Sebastián, Valladolid, Málaga... las citas con chicas que han desaparecido, empezando por la propia Lucía, que cuando se fue de verdad dejó por medio todas sus cosas en un último incordio. Luego, las otras entrevistas, las de kamikaze,
Laura Cuello y sus cálculos,
Inés Thiebaut y sus sueños de la CUNY,
Pablo Ager,
Carmen Simón,
Lara Moreno, la propia
Vega... Recientemente, Emite Poqito ha pasado una tanda de entrevistas en Radio 3. A mí me hace sentir orgulloso porque creo en Julia y porque Julia siempre es generosa conmigo. En una de esas entrevistas, la mitad de las preguntas tenían que ver con las respuestas que ella me dio en 2008, las de la libreta, las de
este enlace.
El otro día, en el Búho Real, le comentaba a la Chica Diploma la importancia de ser generoso con quien lo merece y no con quien te conviene. Hasta qué punto eso cambia mi percepción de la gente. Cómo una estrella pop se puede convertir en alguien completamente entrañable cuando ayuda a una total desconocida con su proyecto, simplemente porque esa desconocida es un encanto. Las personas por encima de los nombres. Las libretas se llenan de personas y algún nombre olvidado pero sobre todo se llenan de mí, ese gran egocéntrico. ¿Qué puedo aportar en unos tiempos tan absurdos?, ¿qué podemos aportar los niños Nintendo? Stefan Zweig se lamentaba del destino de su generación: dos guerras mundiales, varios pogromos, el auge del fascismo, el nazismo, el bolchevismo, el nacionalismo salvaje... Stefan Zweig acabó suicidándose en Brasil, que es una manera muy elegante de rendirse.
A la Chica Diploma le inquieta mi fascinación por la gente que se suicida. Se equivoca solo en parte. Mi fascinación tiene que ver simplemente con el hecho de despedirse. Dejando bombas de racimo, por ejemplo. Una en cada página, de atrás hacia adelante.