Puntos en común: bueno, los dos son andaluces y nacieron en la década de los 70. Los dos habrán compartido sin duda antologías varias y ambos estuvieron en la presentación del último libro de Care Santos, el jueves, en la librería Tres Rosas Amarillas.
Pero lo que les une en este post es su vinculación con un sábado agotador, de viaje ida y vuelta a San Sebastián por motivos ya expuestos anteriormente. Lo que les une es su capacidad para echarme abajo, yo que ya estaba cansado, con mis problemas y mi borrador de novela ahí en el Alvia y van ellos y tienen que escribir esos magníficos libros, con estilos distintos, pero magníficos.
A Juan Jacinto le debo uno de los más grandes favores de mi carrera literaria: él arriesgó y presentó mi libro en Radio 5, de eso hace casi dos años, aún se lo agradezco. Su primer libro "88 Mill Lane" es una colección de relatos fantásticos al estilo de Borges y detesto decir "al estilo de Borges" porque parece que es la típica comparación facilona, pero, qué quieren, a mí es a lo que me recordaba todo el rato, sea por esa ingenuidad cínica del narrador o por la ambientación anglosajona, tan correcta ella. Puntos de Maupassant, también. Quizá le perjudica una edición algo deficiente, con erratas demasiado obvias, pero bueno.
A Elvira la conocí dos veces. Muy casualmente, a través de Lara Moreno, otra onubense del 78, en alguna de las reuniones previas a la configuración del taller, quizás en alguna presentación de algún libro. Casi dos años después, citada en un libro de Vila-Matas como gran promesa literaria del futuro. Una exageración, pensé, aunque desde luego me quedé impresionado. Tan impresionado que el otro día, en la misma librería ya citada, repasando editoriales donde mandar manuscritos, vi su librito "La ciudad en invierno" y decidí comprarlo.
El libro es sensacional. De lo mejor que he leído en mucho tiempo y no quiero que nadie se me ponga celoso. ¡Qué naturalidad, qué manejo del lenguaje, qué cambios de registro! La infancia y adolescencia de una "chica rara", envuelta en situaciones de lo más improbables contadas con una sobriedad admirable. Después de eso, mis 50 páginas de novela se quedaron en nada y toda terapia psicoanalítica se vino abajo y volví a deprimirme hasta el asco por mí mismo y mi obra.
Que Piqué se marcara un gol en propia puerta en el minuto 93 tampoco ayudó mucho.