Ayer me sedaron. Algo sencillo y sin complicaciones pero que vino acompañado de unos días de angustia brutal, claro. La sedación es lo más hermoso que se le puede hacer a un ser humano. Si yo fuera el Rey del Pop -o incluso mucho menos que eso- pagaría lo que fuera por que un médico me aplicara mi dosis nocturna de descanso total.
Exagero, vale.
El caso es que me sedaron y fue mi primera sedación y yo intentaba imaginar cómo sería aquello: el black-out, el apagón completo de la mente imaginado como en las películas: borroso, borroso, borroso... fundido en negro. No, es mucho más divertido que eso, en serio. Las pulsaciones te van bajando poco a poco, empiezas a cerrar los ojos sin darte cuenta, te pones a hablar de si Jericó está en Palestina o en Jordania o si directamente no existe y le han cambiado el nombre, te ponen una máscara de oxígeno y cuando un chico te dice "No te duermas, ¿eh?", tú, completamente sereno dices: "No, claro, si me tienen que operar todavía" y él te dice "Hace diez minutos que te operaron".
De hecho, puede que con el oxígeno me valiera y no necesitara tanta aparatosidad para dormir de verdad.
Así que no sé lo que pasa en medio porque no lo sé, y me refiero a en medio de que el chico me dijera la primera vez que no me durmiera y me lo dijera por segunda vez, en medio de que el doctor me explicara sus conclusiones y Kiss FM empezara a sonar y en medio de todo eso y que yo saliera a la sala de espera como si no hubiera llegado a entrar nunca. No sé lo que pasa, literalmente, es decir, yo creo que no pasó nada, pero tampoco podría asegurarlo porque no está en mi memoria.
En mi memoria está todo lo que no es sedación sino su contrario: están los nervios de antes y está la responsabilidad de después: entrevistas a We Are Standard, Emite Poqito y Elvira Navarro más reseña del disco de The Editors. Planificación de las clases que me quedan esta semana en Torrejón después de mi obligada ausencia de dos días: ayer, operación; hoy, revisión del médico.
La memoria es un asco, cada vez lo tengo más claro.
Y yo necesito descansar, eso también.