No, descuiden, no se ha muerto. Se han muerto Francisco Ayala y Claude Levi-Strauss, pero entenderán que uno se canse de hacer de sepulturero.
La Chica Portada y yo compartíamos indignación esta tarde después de una maravillosa comida con sobremesa en el barrio de Chamberí por el asombroso ninguneo con el que se trata la carrera de Saza, un hombre que quizás no tenga la carrera ni el talento de López Vázquez, pero que choca que no se le nombre en absolutamente ningún lado. Ni premios, ni homenajes, ni reconocimientos públicos... todo hasta que se muera, por supuesto.
Bueno, pues yo me adelanto.
Soy fanático de Saza desde que le vi como guardia civil amante de Faulkner en "Amanece, que no es poco", de José Luis Cuerda. A eso añádanle el papel de Jaume Canivell en "La escopeta nacional", otras cuantas berlangadas, varias comedias casposas en la que siempre le salía todo mal, con su pose de caballero decadente, funcionario judicial como en "El Verdugo" y su dicción perfecta, ocultando o exagerando el acento catalán a voluntad, y su fantástica representación de "La venganza de Don Mendo", recuerdo televisivo de finales de los 80.
Una debilidad como otra cualquiera: al fin y al cabo, Saza siempre ha sido más un hombre de teatro y cabaret, un rollo muy barcelonés, si se piensa, muy del Paralelo, y da la sensación de que en el cine se sentía incómodo o que el cine se sentía incómodo con él. Por supuesto, es complicado que a sus 83 años cuenten con él ahora mismo, pero lo raro es que, según la biblia de las filmografías, es decir imdb.com, en los últimos once años sólo acumule tres papelitos de secundario en películas casi desconocidas.
Ese bigote, esa mirada orgullosa, ese apellido... Les dejo con una joyita de YouTube, para que los más jóvenes le pongan cara. ¡Recuperemos a Saza antes de que sea demasiado tarde!
La fiesta del aguafiestas
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[La Brújula (Opiniones ultramontanas), 3:05]
Buenas noches. Mi aguafiestismo profesional me obliga hoy a la tarea,
ciertamente desagradable, de arremete...
Hace 1 hora