jueves, marzo 12, 2009

Esperanza Aguirre, el PSM y los actos del 11-M


Por supuesto, yo detesto a Esperanza Aguirre. Incluso pertenezco al correspondiente grupo de Facebook y eso, en los tiempos que corren, lo dice todo. Por supuesto, deploro su política y sus formas autoritarias. Su arrogancia. Su "quítense de en medio". Dentro y fuera. Con Gallardón y con los madrileños. La manipulación vergonzosa de Telemadrid, los tejemanejes constantes en todos los ámbitos, como si ella y su camarilla estuvieran más preocupados de tener poder que de ejercerlo.

Por supuesto, estoy convencido de que tiene que haber unos pufos maravillosos debajo de esas alfombras, y, claro, el cierre de la comisión que investigaba el espionaje tiene que ver con el hecho de que ese tema duele. Y mucho. Olvídense de la "operación Gürtel", si todo se reduce a dos trajes y un Jaguar, mal asunto. Aquí puede haber tela. Y para todos.

Eso no quiere decir que me gusten las formas del PSOE madrileño. Lo del 11-M no es de recibo. A mí no me gusta Aguirre y no la voté, pero es la presidenta de la Comunidad de Madrid y los actos oficiales no se los inventa ella sino que los preside porque la han elegido democráticamente. ¿Por qué la eligen? Bueno, es lo que hay. Se vota cada cuatro años y gana ella. Y si no gana, pues empiezan a suceder cosas raras como aquello de Tamayo y Sáez cuya comisión de investigación -oh, caramba- estuvo presidida por el por entonces afable y desconocido Francisco Granados.

A lo que iba: en los actos de conmemoración y homenaje oficial a las víctimas del 11-M no estaba Esperanza Aguirre, estaba la presidenta de la Comunidad de Madrid. Eso es básico entenderlo en política. Y el PSOE tenía que estar ahí. No con Pilar Manjón, o no sólo con Pilar Manjón, sino ahí. Las instituciones son de todos y si alguien se las intenta apropiar, lo suyo no es enfadarse y no respirar sino seguir ahí, dando la cara.

Lo mismo pienso de la protesta de hoy, dejando a la presidenta con la palabra en la boca después de una pregunta del propio PSOE y abandonando en masa la Asamblea. Nunca se abandona una Asamblea o un Parlamento. En ese momento, la Asamblea es la Comunidad. Por supuesto, lo que decía Aguirre podía interpretarse como ofensivo, vejatorio, absurdo... lo que quieran. Pero no te vas cuando te llevan la contraria. Tu trabajo consiste en quedarte, para eso te han votado. Te quedas y discutes y argumentas y luego pierdes la votación porque es así. Pero luchas. No te vas.

Porque entonces la que se queda con todo, al final, siempre es la misma.