martes, marzo 24, 2009

Arcadi Espada, Alberto Amarilla y un editor muy majete


Tarde movida. Muy movida. A eso de las cuatro -en plena crisis económicoexistencial- leo esto en el blog de Arcadi. Yo sé que a Arcadi le da igual. Vamos, que no le amedrentan los insultos ni las amenazas. Eso no quiere decir que no me preocupe. No sólo en términos abstractos tipo "me preocupa que en este país haya gente intolerante que..." sino en términos muy concretos de "un día Arcadi se va a cruzar con uno de estos animales por el Paseo de Gracia y efectivamente le van a pegar una paliza sólo por no pensar igual que ellos.

Lo mal que lleva la gente que no se piense igual que ellos. Es una cosa que me sorprende desde hace tiempo.

En cualquier caso, y aunque sé que no lo necesita, le escribo para "apoyarle". Tampoco necesita que le insulten y le insultan así que ¿por qué no decirle lo bueno que es de vez en cuando? A los diez minutos responde: "Gracias Guillermo, durante los próximos 50 seguiremos amargándoles su victoria". Y yo no sé muy bien de qué victoria habla porque hay demasiadas claves de Arcadi que se me escapan, pero me alegra saber que está dispuesto a seguir 50 años diciendo lo que piensa, porque es una excelente noticia.

Arreglo cosas, me visto y bajo a San Bernardo, a la redacción de Neo2. Todo son viejos conocidos: Tere, por supuesto, Vanessa, María y Mauri, el fotógrafo con el que compartí entrevista a Terry Gilliam y a Robert Rodríguez, hace más de un año y medio de todo eso. Viejos conocidos y un nuevo amigo: Alberto Amarilla, el entrevistado-fotografiado, actor protagonista de "El camino de los ingleses" y un chico absolutamente encantador que disfruta como un niño pequeño de la bici que ha traído Mauri para hacer las fotos en la Plaza de las Comendadoras.

Se lo pasa pipa, da gusto verle. Dice: "Mauri, ¿por qué no me sacas aquí con la bici?", "Mauri, ¿y si me mojo el pelo?". Tere sonríe costipada y cuando la sesión -breve- ha terminado y ya hemos tenido la pertinente discusión sobre la autenticidad del Pressing Catch, nos quedamos Alberto y yo solos en el despacho para hacer la entrevista.

Sólo que desde el principio se ve que no va a ser una entrevista normal: más que nada porque los dos nos caemos bien y además nos gusta hablar mucho y de repente él menciona a Kafka y Faulkner y nos ponemos a repasar "Looking for Richard" o hablamos de amigos y bares comunes y cada pregunta se alarga tanto que al final tenemos que acabar el encuentro en el bar de abajo, como debe ser, los dos enzarzados en una charla que nos lleva desde proyectos de cortometrajes a trascendencias energéticas pasando por ilusiones, libros recomendables y ciudades con un encanto inquietante.

Se nos hace tardísimo, pero nos merece la pena. Nos damos un buen abrazo, quedamos en vernos en Málaga -si recuerda mi nombre y mi cara, porque Alberto, no lo neguemos, es un tipo despistado y tampoco parece tan grave- y subo San Vicente Ferrer hasta "3 Rosas Amarillas", donde se presenta "Cazadores de Letras" de Ana María Shua, que precisamente salía esta mañana en "El Mundo", poco después de la crítica de Anson a los Killers, que, con todo, sigue siendo el momento insuperable del día.

Llego tarde, por supuesto. Tarde para la presentación pero justo a tiempo para la tortilla y para ver a Matías Candeira y felicitarle por su libro y animarle por todo porque todo le va a ir bien -probablemente, mañana aquí tendrá una crítica más a sumar a las que ya tiene- y matizar aquello de los seguidores de Carver, porque él tiene que saber que yo soy un seguidor de Carver aunque no lo diga y a mí me da un poco igual porque volvemos a lo del principio: ¿por qué a todos tendría que gustarnos lo mismo?

Nos acercamos a por las patatas y nos encontramos con Juan Casamayor, editor de Páginas de Espuma. "Nos ha llegado tu libro", confirma, cuando le digo el título. Claro, el chiste "La Crisis ha llegado a Páginas de Espuma" es realmente irresistible. Al menos con este manuscrito la gente pone interés. "Ha pasado a lectura ya, en un mes te decimos", añade, y aunque pone todas las reservas lógicas en este mundo editorial, reconoce: "Le he echado un vistazo por encima y creo que van a dar un informe positivo porque tiene buena pinta, lo que pasa es que...".

Lo que pasa es que están superados y saturados y es normal y no todos cabemos. Pero tampoco tenemos prisa. Saber que las cosas se hacen bien es la mayor recompensa. Los resultados, para Capello. Me despido pronto de todo el mundo, le compro otro libro a José Luis -un libro que viene en el pedido como escrito por Jorge Loriga, qué curioso, creía que ya nadie en el mundo le llamaba así- y me voy a tomarme unas albóndigas, reparando en el hecho, cómo no, de que el primer vídeo que ponen en "La Petisqueira", nada más entrar, es "Spaceman" de The Killers. Será que a Dios le gustan los relatos cerrados.