miércoles, noviembre 26, 2014

La ludopatía como una de las bellas artes


Bajando la calle Atocha me cruzo con, como mínimo, diez casas de apuestas y juegos recreativos. Junto a los bares, con sus maquinitas, es de lejos el negocio más próspero de un barrio que convive a menudo con la miseria y los clubes de alterne. Una zona extraña esta de Antón Martín, donde los mendigos se tumban a dormir en los bancos mientras los turistas entran en hoteles de cuatro estrellas. Al final del camino, alrededor del Reina Sofía, hordas de solidarios intentan que te afilies a la ONG de turno y llevarse así su comisión.

Precisamente al lado de uno de estos hoteles está el último casino callejero. Se llama "Rey Midas". Me pregunto cómo debe ser pasear por esta calle, por casi todas las calles de Madrid, aguantando la pulsión de entrar con 50, 100, 200 euros y jugártelo todo a un gol de Cristiano Ronaldo, a un rojo o negro en la ruleta, a una buena carta en el Black Jack. ¿Cuánto dinero se pierde en la desesperación y cuánto se gana aprovechándose de ella? Piénsenlo bien: un mal día, un billete en el bolsillo y el rey Midas que te promete convertirlo en oro.

Yo soy un ludópata. Si no juego es precisamente por eso, porque soy peligroso. Puede que la ludopatía esté generando tanto dinero ahora mismo como la drogodependencia en los 80 y los 90. La diferencia es que en vez de campañas de concienciación, las autoridades prefieren proponer Eurovegas. Hay algo terrible en ser pobre pero mucho más terrible ser pobre y enfermo. Nadie abriría un Sportium si no supiera que va a ganar dinero. Nadie abriría un Sportium si le importara lo más mínimo que va a ser a costa de la miseria de los otros. Y con todo, la tentación, ahí, ¿por qué no entrar y probar una vez?

Porque nunca es solo una vez, claro; así Dostoievsky, así la vida.

*************

Un premio que, pase lo que pase durante el año, gane quien gane eurocopas, mundiales, copas de América... siempre va para los mismos dos jugadores es un premio que tiene la importancia que tiene y es ridículo darle más.

************

Hay algo desconcertante en la encuesta de El Mundo para la alcaldía de Madrid. La resumo, para empezar: el PP ganaría con 20-21 escaños, seguido de Podemos con 15-16, PSOE con 12-13, UPyD con 4-5 e IU con 4. Aunque Ciudadanos roza el 5% no conseguiría asiento alguno en el ayuntamiento. Lo que no me cuadra tiene que ver con el sondeo que la misma compañía y el mismo periódico publicaron hace cuatro días y que daba a Podemos como primera fuerza política del país cara a unas posibles generales con un 28% de los votos.

¿Un 28% a nivel nacional y un 24% en Madrid, su principal granero? Algo no cuadra en esos números.

Lo que tampoco cuadra pero no tiene que ver con la demoscopia sino con la decencia es el empeño del periódico en encumbrar a Esperanza Aguirre como candidata a la alcaldía. Aguirre es presidenta del PP en Madrid desde 2003 y lo fue de la Comunidad hasta septiembre de 2012. En ese intervalo, son incontables los casos de corrupción que han ocurrido delante de sus narices: alcaldes, consejeros, vicepresidentes... hasta Francisco Nicolás ha estado medrando por todo Madrid sin que la presidenta del principal partido se diera cuenta de nada.

¿Qué más tendría que hacer Esperanza Aguirre para que El Mundo dejara de darle todo su apoyo? ¿Aparcar en medio de la Gran Vía, fugarse y difamar públicamente al cuerpo de policía de movilidad?  El empeño ha llegado hasta tal punto que en la portada de la web ya no se puede encontrar información del sondeo sino valoraciones de lo bien que le vendría Aguirre al PP. La misma web que abre a todo trapo con la sospechas del juez Ruz en torno a Ana Mato, cuyo ex marido, imputado en la Gürtel, escondía coches de lujo en el garaje mientras presidía el ayuntamiento de Pozuelo en los tiempos de Esperanza.