martes, noviembre 04, 2014

Esperanza Aguirre en el Rick´s Cafe Americain



Esperanza Aguirre aparece madrugadora en un programa de Telecinco para regenerar la democracia antes del primer café. Propone varias medidas, todas revolucionarias. Entre ellas, controlar a dónde van todos los ingresos de los partidos políticos, es decir, crear un Tribunal de Cuentas que existe desde hace décadas. No dice nada del verdadero problema: que los ingresos de determinados partidos políticos son incontrolables porque van y vuelven en sobres y maletines.

Aguirre es un personaje que me tendría confuso si me mereciera la más mínima credibilidad. ¿Cómo ha podido estar 18 años en lo más alto de la política española, del PP nacional y el madrileño, y no enterarse de nada?, ¿cómo tiene el valor de ir de televisión en televisión con cara de cordero degollado y decir: "Qué vergüenza lo de la Gürtel, qué vergüenza lo de Granados, qué despiste lo de aparcar en plena Gran Vía..." y prometer cambios inminentes como si ella no estuviera dirigiendo el partido donde anidan todos esos corruptos?

Aguirre, cada tantas semanas, hace como Renault en Rick´s y se escandaliza de que en este local se esté jugando. El colmo de la hipocresía es que el local, además, es suyo.

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Escribo mi primera colaboración para El Estado Mental, cortesía de Toño Angulo y Fidel Moreno. Envío diversos temas de actualidad pero me doy cuenta de que la actualidad cultural y yo nos hemos distanciado demasiado en los últimos años. Al final, casi por los pelos, aprovechando las elecciones legislativas de esta madrugada en Estados Unidos, me aceptan un artículo que tiene que ver con "House of Cards" y "November" de David Mamet. Me paso todo el fin de semana corrigiendo los dos primeros párrafos porque no me gustan y cuando por fin lo entrego me llama Fidel para decirme que muy bien, pero que los dos primeros párrafos...

No entro en pánico sino que introduzco algunas precisiones, dejo todo mucho más claro y refuerzo la figura del "whip" como tal por encima de la de Frank Underwood en concreto. Lo envío y al día siguiente lo publican: nada más empezar a leer compruebo que los dos primeros párrafos siguen sin funcionar. No hay ritmo, son espesos y las conexiones chirrían, obligando al lector a arrancar y frenar, arrancar y frenar, arrancar y...

Siempre se dice que los dos primeros párrafos son los que venden un artículo, especialmente uno de Internet, y yo voy y dejo mi mejor frase para el final: "Llegar a presidir un país lo hace cualquiera,diría Mamet. Convencer a los tuyos de que hay que presidirlo a tu manera ya es algo muy distinto", que básicamente es la idea de "House of Cards" y el drama de todo presidente norteamericano, especialmente cuando la Cámara y el Senado caen en manos enemigas, como sucederá esta noche.

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Sentirse en casa. Efecto "Cheers". Entro en el Reina Sofía y la bibliotecaria ya me llama por mi nombre nada más cruzar la puerta, incluso bromea. Hace nueve años me pasó algo parecido en otro lugar y fueron años felices, de inmensa sensación de pertenencia. Lo curioso es que entonces fuera un bar de copas, que tenía más sentido.

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En el segundo desayuno, esperando para darle clase a Jesús, hay un camarero negro, enorme, poco hablador pero que se ríe a carcajadas cuando ve en la televisión a Cayo Lara llorando, emocionado. Cuando una periodista se acerca a Lara y le pregunta por las encuestas, él dice: "A nosotros nos preocupan los seis millones de parados..." y en ese momento otro cliente se pone a gritar: "¡Desayunando en el Ritz, dice que se preocupa por los millones de parados mientras desayuna en el Ritz!". Yo sonrío, porque sí hay una cierta ironía y probablemente esa ironía haya estado siempre pero hasta ahora no nos había parecido tan mal.

De todas maneras, para mí la mejor frase llega en la tertulia de ese mismo programa, pocos minutos antes. Montserrat Domínguez comenta apenada un reportaje sobre economatos para la clase media. "La antigua clase media", matiza el director del mercado y repite Domínguez en su argumento. "No solo es la gente en paro sino la gente con trabajo pero sueldos paupérrimos, que no le dan ni para vivir. El trabajo ahora mismo ni siquiera es garantía de bienestar social", concluye. Tiene razón Domínguez, la directora del Huffington Post español, ese medio de comunicación auspiciado por el multimillonario Cebrián y la más multimillonaria Arianna Huffington y cuyo modelo público de negocio consiste en no pagar a nadie por reproducir sus textos.