Veamos: después de ir ganando por diferencias de hasta 17 puntos, el Madrid entra en un atasco ofensivo monumental que le estanca durante cuatro minutos en el punto 78 hasta que un triple de Navarro a menos de un minuto para el final coloca el empate en el marcador. La siguiente jugada es un aclarado para Llull, quien, defendido por Pete Mickeal en una extraña decisión, penetra a falta de 32 segundos y saca la falta. Anota los dos tiros libres y es el Barcelona el que pide tiempo muerto.
El resultado es 78-80, recuerden. Pascual diseña una jugada que sale sorprendentemente bien. Navarro recibe en una posición cómoda para él después de su clásica rueda para sacar ventaja y lanza un triple sin que el marcador corra más que unos pocos segundos, de manera que el Barça se asegura la última posesión. El tiro no entra y el rebote, tras varios palmeos, va para Marcelinho Huertas, que pasaba por ahí, y no puede controlar el balón. Saque de fondo para el Madrid, con 28.1 segundos restantes.
Aquí es donde empieza la polémica: el Madrid gana por dos puntos y tiene 24 segundos de posesión. Si lanza y anota, ha ganado el partido. Si aguanta el balón y lanza al final, aunque no sea canasta, mientras el balón llega al aro, rebota y alguien lo controla, casi se han ido los 4 segundos de diferencia con el tiempo total de partido. El Barcelona no tiene demasiadas opciones: depende de que el Madrid falle y que le dé para un ataque postrero.
Hacer falta y jugársela a tiros libres parece lo más sensato.
Sin embargo, el Barcelona decide defender. Al Madrid no le importa. Al contrario. Conforme más tiempo pase, mejor. Llull bota y bota y se queda con Navarro como defensor. Si decide penetrar, corre el riesgo de perder el balón, forzar un pase, ser taponado... y dejar cinco o seis segundos al rival con cancha abierta, sus compañeros completamente desubicados. Navarro no le presiona, así que no hay prisa ninguna.
Amaga con una penetración pero Lorbek acude a la ayuda y, a falta de dos segundos de posesión, hace lo correcto: tira desde lejos y bombeado. Si el balón entra, el partido se acabó. Si no entra, como decía antes, lo normal es que el rebote sea corto y que la propia trayectoria de la pelota haga correr el tiempo. De hecho, es así. Cuando Llull lanza, quedan 5,7 segundos en el marcador; para cuando toca el aro, ya solo son 4,4 y Eidson recoge el rebote, justo debajo de su canasta... con 3,5 segundos por jugarse y presionado por Velickovic, que ha acudido al rechace, sabiendo que solo con incordiar un poco, el tiempo ya se agotaría.
Lo que pasa después ya es historia: Huertas recibe en su propia zona con 2,8 segundos por jugar. Aquí sí que hay un error del Madrid, pero no es ni de concepto ni de su base: Sergio Rodríguez se ha despistado en la marca y queda superado en un solo pase, Carroll y Reyes, en el otro lado del ataque, jamás habrían llegado a tiempo. Huertas corre como loco, apenas incomodado por Rodríguez, que ha llegado tarde y no le puede alcanzar. Tiene a Llull delante pero Llull no se decide a ir a por él porque está a trece metros del aro y teme dejar solo a Navarro.
A falta de 0,7 segundos, Huertas lanza desde 10,5 metros según la medición de Marca, haciendo la bicicleta en el aire y mientras Rodríguez, con cierta torpeza, le arrolla. El balón toca la tabla y entra. La siguiente reacción es la habitual: ¿Quién es el culpable? El partido dio para muchas responsabilidades pero por mucho que me intenten convencer, la última jugada del Madrid fue la correcta. De hecho, la decisión de Pascual de fiarlo todo a un tiro desde el medio del campo, que es lo más que iba a conseguir si el Madrid agotaba su posesión es realmente como para mirárselo.
¿Qué pudo salir mejor? Detalles que tienen que ver con el baloncesto. Llull pudo haber esperado un segundo más para tirar, pero lo que no podía permitirse en ningún caso era que se agotara la posesión y el Barça sacara con 4 segundos, casi desde medio campo y pudiendo hacer una jugada ensayada. Rodríguez no pintaba nada yendo al rebote y tendría que haber fijado a Huertas desde que el balón sale de las manos de Llull, pero eso es fácil verlo en la tele y muy complicado en el campo. El Madrid perdió porque estas cosas pasan, punto. Es un juego, no lo olviden. Si hay que buscar culpables, que se busquen en otra jugada.