Comprendo el suspiro de alivio pero no hay mucho de lo que
alegrarse tras las segundas elecciones griegas en mes y medio. La victoria de
Nueva Democracia, partido en el poder cuando se falsearon masivamente las
cuentas de déficit, y que contribuyó por activa y por pasiva a la debacle
griega de 2009, probablemente le dé más tiempo a Europa y permita que el
memorándum que condiciona las ayudas se respete. Es probable aunque no seguro:
el PASOK ha coqueteado con la idea de no participar en un gobierno de coalición
si no está incluida Syriza y, obviamente, Syriza rechaza la propuesta.
Al PASOK le queda tan poco que perder que al final, por
responsabilidad, aceptará el gobierno conjunto, pero intuye que es el último
paso hacia el abismo, todos sus votantes le han abandonado en diferentes
direcciones: los más centristas, rumbo a ND, los izquierdistas, en masa, a la
Izquierda Democrática, Syriza y el Partido Comunista. Su resultado, inferior al
13%, le coloca en una posición dramática teniendo en cuenta que hasta la
llegada de Papademos, situado a dedo por la Troika, era el partido en el
Gobierno. Hablamos de Papandreu como si fuera una reliquia del pasado, pero
presidía este país hace solo un año.
En fin, el gran titular será que los partidos a favor del
memorándum han ganado las elecciones. Lo han hecho… pero muy ayudados por el
extrañísimo bonus de 50 escaños al ganador. Cierto es que hace un mes y medio
eso ni siquiera valió, pero el bipartidismo en Grecia parece acabado por
completo, con las ventajas y los riesgos que eso implica y que pronto podríamos
ver en España: por un lado, los culpables pagan por su inutilidad. Por el otro,
hay espacio a nuevos partidos populistas, de valores muy dudosos y que suponen
un enorme peligro para la democracia liberal tal y como la entendemos.
Valga solo un dato: en 2009, Nueva Democracia y PASOK
sumaron el 77,40% de los votos. Apenas tres años más tarde, suman el 42,71% a
mitad de escrutinio. Quizá PSOE y PP deberían hacer sus lecturas antes de
continuar con este “tú empezaste” con el que nos obsequian día sí y día
también.
No hay razones, además, para pensar que el populismo vaya a
perder adeptos. La situación económica en Grecia es crítica y, sí, ahora al
menos habrá dinero para pagar sueldos públicos el mes que viene, que no estaba
nada claro, pero desde la intervención pocas cosas han ido a mejor en el país y
el ciudadano medio lo nota cada vez más. Recordemos que el ciudadano medio es
el que da y quita mayorías y no siempre está pensando en el bien universal de
la humanidad cuando va a un colegio electoral sino en quién le ha llevado hasta
esa posición.
Lo que me resulta más estremecedor es el resultado de
Amanecer Dorado. Me estremece aún más que no esté siendo noticia. Hace dos
meses consiguieron un 6,95% de los votos, ahora han calcado el porcentaje,
aunque el reparto de escaños le sea ligeramente desfavorable. Por supuesto,
todo el mundo sabía en mayo que Amanecer Dorado era un grupo filonazi, pero no
habíamos tenido que asistir ni a la bochornosa rueda de prensa del día de las
elecciones –“Todos de pie, respetad al líder”- ni a la doble agresión de uno de
sus candidatos a dos compañeras de debate.
Respeto y puñetazos, esa es la receta pública de Amanecer
Dorado y es la receta que han elegido decenas de miles de griegos, insisto, sin
esperanza alguna de que esa deriva a la acción directa como método “político”
no vaya a recrudecerse en los próximo s meses.
En definitiva, Grecia gana tiempo y con Grecia, España y
todos los demás países en la cuerda floja. ¿Tiempo para qué? Nadie lo sabe.
Durante meses nos han dicho que la incertidumbre del sistema financiero
disparaba la prima de riesgo: el sistema financiero recibió una inyección de
100.000 millones de euros y la prima de riesgo subió a registros históricos. La
explicación entonces fue que Grecia era el problema. Bueno, una salida de
Grecia del euro no es más problemática ahora de lo que lo hubiera sido en 2010,
por ejemplo. A lo largo de la semana veremos hasta qué punto nuestros analistas
dan palos de ciego.
Si las condiciones a Grecia no se alivian de alguna manera
que afecte menos a sus clases medias y bajas, el desastre civil está
garantizado. ¿Merecen esa rebaja? Puede ser que no, que los griegos sean una
panda de corruptos y ladrones, como he leído en muchos sitios. Sinceramente, lo
desconozco. Solo sé que ganar tiempo para preparar mejor el caos es un error:
por definición, el caos es impredecible.
Artículo publicado originalmente para el periódico El Imparcial, dentro de la sección "La zona sucia"