1- Ganar es la hostia. Uno se da cuenta cuando está tan cerca de perder. Podemos racionalizarlo todo mucho y hablar de bandas, juego de posición, estrategia, horizontalidad o verticalidad pero al final tu equipo mete el penalty y pasa y es lo que cuenta. Ponerse cerebral cuando llegas a la final de la Eurocopa, tercera final consecutiva al más alto nivel, es complicado.
2- Algunos detalles de la gesta: ningún equipo ha ganado dos Eurocopas seguidas, ningún equipo ha ganado tres grandes torneos seguidos. El único que consiguió llegar a tres finales pero perdió la tercera fue la Alemania de los 70. Bueno, pues ya les hemos igualado. Aburriendo o no, eso depende de cada uno, pero en la final.
3- Es complicado decir "qué bien hemos jugado" pero más complicado es decir quién no ha jugado bien. Quizá, simplemente, España juega como son sus jugadores y cada uno cumple todo lo que puede a estas alturas de temporada. Hay que aceptarlo así y quererles como son. No hay delanteros centros de alto nivel en España, no hay laterales derechos de alto nivel en España y los mediocampistas tienen mucha técnica y poco gol. Es así. No depende de tácticas ni de conservadurismos, es un tipo de jugador que tiene que suplir sus carencias cara a puerta con concentración, inteligencia y compañerismo. Me vale.
4- Aceptando que todos -excepto, quizá, Xavi y Silva, completamente asfixiados- estuvieron bien, es bueno que los dividamos: Sergio Ramos, Jordi Alba y Busquets estuvieron sensacionales. Lo de los tres fue un espectáculo, pero Ramos, además, se marcó un panenkazo cuando sabía que se podía ganar una reputación de por vida. Si no es el mejor central del mundo, lo parece, y ese mérito hay que atribuírselo a Mourinho o al menos buena parte.
5- En el siguiente nivel: el trabajo de Iniesta es formidable. En ataque hay veces que juega él solo contra dos, contra tres, contra cuatro. Impresionante. De extremo o por el medio o rematando, lo que quieran. Xabi Alonso, muy bien, con la pega del penalti fallado, pero otra demostración física. Piqué, correcto, algo impreciso al principio del partido, como si estuviera extrañamente nervioso, mejor en la continuación. Arbeloa, como en todo el torneo: haciendo lo que sabe hacer. Hoy, además, consiguió profundizar un par de veces con peligro. Casi todo el peligro que creó Cristiano Ronaldo lo creó yéndose a la banda contraria en la segunda parte, aprovechando las subidas constantes de Alba. Los no mencionados, correctos, sin más, como Negredo o Cesc, algo empecinados, como Navas, al que no acabo de ver que entienda de qué va el juego y explosivo Pedrito, un jugador infravalorado, capaz de desbordar, regatear, tirar paredes y sombreros, asistir, rematar... y luego tener que leer que todo es suerte. Pues vale.
6- Portugal: muy buen equipo. Muy valiente. Presionó toda la primera parte en campo contrario y dio la sensación de que nos estaban esperando para la segunda, como cocinándonos a fuego lento. La expresión corporal de Cristiano parecía querer decir eso: esperad, que ya os pillaremos. Y estuvieron a punto. Efectivamente, en la segunda parte, Portugal fue mejor, atacó con peligro, estuvo atenta a los rechaces y pudo ganar el partido. Sin embargo, le faltó un punto de convicción. Sólo una gran oportunidad, la de Cristiano casi llegando al descuento. Por lo demás, Casillas, inédito.
7- Eso nos recuerda el dato que llevo actualizando competición a competición: ya son 900 minutos de Iker Casillas imbatido en eliminatorias. No solo imbatido, insisto, es que apenas se le exige. Le basta con estar bien colocado y dar seguridad en jugadas a balón parado. En defensa puede jugar Puyol o Ramos o Alba o Capdevila o Arbeloa o Piqué. Da igual. Delante tienen a Busquets y Xabi Alonso que se dejan la vida, más Silva, que no regatea una ayuda en su lateral aunque eso le cueste una Eurocopa poco brillante.
8- El peor momento del partido coincidió con los cambios de Del Bosque que fueron exageradamente ofensivos en el sentido que la afición le pedía: ¿no queríais verticalidad? Pues jugó con Iniesta y Cesc arriba más dos extremos pegados a las bandas, dejando a Alonso y Busquets como único medio campo. A punto estuvo de pagarlo. El equipo se rompió por primera vez en muchos partidos y dio verdadera sensación de fragilidad. A cambio tuvo también sus oportunidades.
9- Cuando a Portugal le tocaba rematar la faena, es decir, cuando se suponía que España caería agotada por tantos esfuerzos en la prórroga, los lusos se vinieron abajo. Fue decepcionante. Perdieron tiempo, se echaron atrás y confiaron todo a los penaltis. Curiosamente fueron los mejores treinta minutos de España, que con bandas juega mucho mejor. Ese es el verdadero debate y no la historia del nueve. El problema es que jugar con bandas rompe al equipo y durante 45 minutos se puede aguantar, pero durante 120 es inasumible. En cualquier caso, volvemos al punto anterior: España estuvo incómoda, por momentos fue inferior, se clasificó por penaltis... pero las mejores paradas fueron de Rui Patricio, una a Navas en la prórroga maravillosa.
10- Los penaltis. Me quedo con varias cosas: la seguridad en la cara de Casillas después de que fallara Xabi Alonso. Esa cara de "no pasa nada, esto lo arreglo yo". El lanzamiento de Ramos, por supuesto, demostrando que aparte de valor hay talento, ya lo intentó con una falta lejana muy bien ejecutada en la primera parte de la prórroga. La tranquilidad de Iniesta, la calidad de Piqué... y el convencimiento de Cesc, que tuvo que apurar tanto su tiro que pegó al poste por dentro, dando la sensación de que se iba para fuera y aquello seguiría hasta el infinito y más allá. Por último, la cara de Cristiano Ronaldo después de quedarse sin tirar. Dicen los cánones que tu mejor lanzador debe abrir o cerrar la tanda. Lo que te puede pasar cuando decides que la cierre es que al final ni tire. Tiene un punto ridículo y Paulo Bento lo recordará durante años.
y 11- Las finales no se juegan, se ganan. Ni Alemania ni Italia son superiores. Tampoco son inferiores. Todo se jugará en muy pequeños detalles. Los alemanes llevan cuatro grandes semifinales consecutivas con un método semejante: buen fútbol y goles hasta la ronda donde caen eliminados y muy poco fútbol y ningún gol cuando calienta el sol. En 2006, en casa, perdieron 0-2 ante Italia, en 2008 y 2010, 0-1 ante España. Cero goles en tres partidos decisivos habla mucho de una generación. Mañana y el domingo tendrán la ocasión de saldar cuentas. Ahí les esperaremos, ¿con Mata por Silva? Solo es una sugerencia. Disfruten.