miércoles, febrero 01, 2012

Fuerteventura


Intento escribir algo que no sea sobre deportes, algo que no tenga que ver conmigo de manera directa. Algo sobre Fuerteventura, por ejemplo. Mi próximo proyecto, para verano, es escribir una novela sobre mi fascinación por esa isla, mi facilidad para llegar tarde a los sitios, o al menos más tarde que Russian Red. Una novela de adultos porque mi mundo es ahora un mundo de adultos. Una novela en la que haya padres y madres e incluso hijos aunque sean hijos ajenos. Hijos que desaparecen como en "Lunar Park" de Bret Easton Ellis aunque de otra manera.

Una novela sobre una isla que podría ser un planeta o cuando menos un satélite. Una novela sobre lolitas peligrosas, nínfulas que orquestan el terror desde distintas perspectivas. Parejas acomodadas. Matrimonios. Apariencias. Toda la novela que me interesa es una novela de apariencias, una serie de acertijos. A veces a mí también me agota.

En Fuerteventura estuve hace ya cuatro años y escribí un relato que era en realidad un "western". Un buen relato, creo, puede que confuso por el empeño en las apariencias, pero salía Alberto Contador y eso es algo. A mí me gusta leer relatos donde aparecen mis ídolos deportivos. Aquel western era una historia a tres: un chico que va a recuperar a su chica, que a su vez está con otro, con alguien mucho más joven que ella. Dos adultos en un mundo de niños y un niño aburrido en cenas de adultos, jugando con las cucharillas.

"Fuerteventura" -puede que al final no sea ese el título- tendría que jugar con esos dos mundos pero ir mucho más allá porque una novela no se sostiene a partir de un relato igual que un largometraje no se sostiene a partir de un corto y por eso las películas de Álex de la Iglesia nos dejan ese sabor agridulce al final. Frente a todo lo que he escrito hasta ahora no puede ser una novela de peter-panes porque yo ya no soy un peter-pan, pero obviamente tiene que estar la tentación de la juventud y la belleza. Si Thomas Mann puede, ¿por qué yo no?

Mi lolita no puede ser Tadzio, tendría que ser algo así como la lolita de Lichis: "Mi amor entero está en mi novia anillada, tatuada, empastillada, tan delgada y sin embargo extremamente sexuada, una lolita espabilada...". No, quizás eso sea una exageración. Supongo que mis lolitas, las lolitas de toda mi generación, no son sino una sucesión de Natalie Portmans y todos acabamos creyéndonos Timothy Hutton. Natalie Portman en Fuerteventura, me gusta la idea. Un escritor y unos padres. Un escritor casado, o al menos un escritor con familia. Alguien que sabe lo que es la vida y la muerte. El problema de Peter Pan era que, sabiendo perfectamente lo que era la muerte, surgiendo casi de la muerte, nunca tuvo el valor de enfrentarla.

Quien dice valor, dice interés.

En "Fuerteventura" habrá muerte, como la hubo en "La estética del francotirador" o "El pingüino". Muerte sutil. Muerte accidental. Muerte que deja paso, que no estorba. Ustedes no lo saben porque esas novelas no están publicadas y quizá no lo estén nunca hasta que me decida a regalarlas. Si la gente contestara emails, el mundo sería más fácil. Lo que queda, por tanto, es la huida. Hasta cierto punto, mis novelas son novelas sobre huidas, salvo la primera, en la que los personajes deberían huir cuanto antes, pero simplemente no pueden.

Novelas sobre gente que deja de ser uno mismo y lo agradece. Cosas que dejan de tener sentido. Islas semi-desiertas, áridas, montañas distantes y un cielo altísimo con dunas blancas como la cocaína. Casas perdidas y avistamientos. Ferrys a Lanzarote. Mi novela será "Swimming Pool", me temo, esa maravilla de François Ozon con Charlotte Rampling, que pasó tan desapercibida en España. Un árbol que cae en medio del bosque sin que nadie lo escuche. Ese soy yo, el leñador de Caperucita, esperando aburrido que llegue el lobo y se coma a alguien. A quien sea. Pero que al final lo escupa, lo vomite.