Conocí a Nerea Camacho hace dos años
en la fiesta de la productora de "Camino" en el Festival de San Sebastián. Ella tenía 12 años y mucho sueño. Estaba literalmente agotada, escuchando a Russian Red junto a un montón de compañeras de rodaje y sus padres, unos señores encantadores. De hecho, como es normal, aunque saludamos y felicitamos a la niña, en realidad, estuvimos hablando con los padres. Gente con cabeza y sentido común, me parecieron. Nerea estaba maravillosa en la película y se ganó un Goya de los de verdad no de los de "se lo damos a la niña que es tan mona". Nunca sabré por qué no estuvo nominada directamente a mejor actriz del año y punto. Esas cosas, en Estados Unidos, pasan.
Volví a verla incluso antes de que le dieran el premio: Festival de Almería 2008, gala de inauguración, Eduardo Chapero-Jackson subido a un enorme camión transportador de agua. La niña parecía Nerea pero ya no era tan niña. Habían pasado tres meses, pero tres meses a los 12 años puede ser mucho tiempo. Parecía alguien mayor y además yo no podía imaginar que ella era de Almería y que probablemente, si le gustaba el cine, llevara años yendo a ese mismo festival. No me acerqué a saludarla. Pensé que era imposible que ella ni sus padres se acordaran de mí. ¿Con cuánta gente pudieron hablar en esos dos días de promoción enloquecida en San Sebastián? Además, cuando uno pasa los 30 años, sabe que eso de acercarse sin más a niñas de 12 queda raro. La gente ha oído demasiadas veces la palabra "Lolita" y aunque no sepan quién es Humbert Humbert los bohemios barbudos dan cierto miedo.
En fin, Nerea no desapareció del mapa. Estuvo formándose. Recuerdo una entrevista maravillosa en la que se quejaba de que "le preguntaran cosas de mayores". Ella seguía teniendo 13 años, pero la gente se olvida de esas cosas muy fácilmente. La chica parecía abrumada pero a la vez con las cosas claras: "Estoy preparándome y diciendo que no a muchos proyectos".
Así hasta que esta mañana la he vuelto a ver en "Héroes", de Pau Freixa. Pronto hablaré de la película en otras dos revistas porque es de lo más bonito y emocionante que he visto en tiempo. Aquí reconozco que me pasé los últimos quince minutos intentando no echarme a llorar en medio del pase de prensa. Imagínense mi lugar como crítico: ¡llorando con una película en vez de descuartizándola cruelmente! ¡Qué hubiera pensado toda esa gente de mí! Por supuesto, esto lo obviaré por completo en las citadas dos revistas, pero eso no es a lo que iba, yo iba a Nerea Camacho. No aparece mucho en la película y cuando aparece lo hace con 13 años y una belleza arrebatadora. Hay mujeres de 25 años que pueden hacer de adolescentes de 15 y pre-adolescentes de 13 que toman el sol en bikini como chicas de 23. Pregúntenle a Nabokov.
Sigue comiéndose la cámara. Sigue estando a otro nivel. Esa niña es tan buena que será una de las grandes actrices de las próximas décadas y yo me podré pasar 20 años escribiendo una y otra vez el principio de este post: "Conocí a Nerea Camacho blablabla...". Me hace gracia que cuando habla sigue teniendo voz de niña de 13 años. Incluso eso la hace más creíble. No es que los demás niños estuvieran mal, todo lo contrario, no sé de qué mina de jóvenes actores han salido pero el oro abunda. Otra cosa es que resistan la comparación. Cuando Nerea Camacho comparte plano con ellos se los come. Nada personal, pura cuestión de naturaleza. Sin exageraciones, solo sonriendo, abriendo los ojos y sabiendo perfectamente lo que la cámara espera de ella.
Como si eso fuera tan fácil.
Como si no hubiera actrices de 40 años deseando aprenderlo de una vez.