La última gran noticia sobre el caso Alberto Contador fue
este artículo del NY Times. Lo más relevante de la noticia era el medio que la daba, eso le encantaría a McLuhan pero resulta un poco desolador para el periodista español: si lo leen con atención, es una sucesión de varios "quelqu´un m´a dit" que vienen pululando la prensa alemana, francesa e italiana y que en cualquier caso estaban frente a los ojos de los muchos expertos españoles que de repente pusieron el grito en el cielo al vincular los términos "NY Times" y "dopaje".
No hay ni un solo dato nuevo en el artículo, más allá de la sospecha. Contador habría dado positivo en un test un poco embrionario que no reconoce nadie y que puede apuntar a una autotransfusión, según alguien que se lo ha contado al periodista. Muy bien. La posibilidad de la autotransfusión está ahí desde antes de la Operación Puerto, con los positivos de Landis y Hamilton en sus tiempos del Phonak. Dentro de esa misma operación policial ya se descubrió una bolsa de sangre para autotransfusión con las siglas "A.C." Yo no me creo que la sospecha de dopaje no parta de ahí y luego se encuentre con una rumorología ad hoc.
Me extraña del caso Contador que se haya convertido en una cuestión de fe. "Creo en Contador", leo a menudo. Siento como si me pidieran que sepa cosas que no puedo saber: es imposible que yo sepa si Contador se ha dopado con clembuterol o no, si se ha hecho una autotransfusión o no, y en el colmo, si esa autotransfusión la ha hecho con sangre manchada de clembuterol, que sería el colmo de la inutilidad, por cierto, y el detalle ha sido pasado por alto. Yo no sé nada de eso. Incluso puedo dudar que, en los tiempos que vivimos, el propio corredor lo sepa. Me cae bien, me emocionan sus triunfos, parece desolado y enrabietado por todo lo que está pasando... ¿Se ha dopado? Venga, ustedes han visto como yo a decenas de deportistas llorando en ruedas de prensa para después colaborar con la justicia deportiva para ver si les reducían la sanción. Pídanme prudencia, pero ¿fe? Hombre, hombre...
También pasó desapercibida dentro del artículo una afirmación demoledora. Supongo que pasó desapercibida precisamente porque era lo único sólido y no entraba en conjeturas. Me refiero a las palabras de Bernhard Kohl, ex corredor austriaco. Kohl fue un "one-hit wonder", corrió un maravilloso Tour 2008, ganó la Montaña, una etapa si no recuerdo mal y quedó tercero en la general. Luego le pillaron en el anti-dopaje y le quitaron todo eso. En el artículo, textualmente, dice esto: "I was tested 200 times during my career, and 100 times I had drugs in my body, I was caught, but 99 other times, I wasn’t. Riders think they can get away with doping because most of the time they do".
Efectivamente, todo indica a que el ciclista ha interiorizado la impunidad incluso viendo las barbas del vecino mojar, que también es de traca. Si alguien que va a pasar un control sí o sí decide doparse -y no hablo de Contador sino de, pongamos, Mosquera- es porque está convencido de que no va a dar positivo, es decir, porque ya ha pasado 99 veces antes ese mismo control y nunca ha dado positivo incluso en circunstancias peores. Para mí, el debate más allá de Contador es ese, las palabras de Kohl.
Y no estaría mal que alguien re-editara "Tour de Vices", de Bruno Roussell, director deportivo del Festina durante el affaire del Tour 1998. Impresionante la vinculación de masajistas, médicos y corredores españoles en tramas de dopaje. El NY Times no publicó nada. En España se decidió ni traducirlo.