Dicen algunos críticos que la película de David Fincher deja a Mark Zuckerberg, creador de Facebook, por los suelos. No estoy tan de acuerdo: básicamente le deja como un genio adolescente medio autista y todo lo que eso conlleva: relaciones amor-odio, cierto rencor hacia los demás y un gusto exagerado por la soledad y el "hágalo usted mismo". Fascinaciones, también, no siempre por la persona adecuada. El enfoque de "La red social" es brillante: parte del primer año de Zuckerberg en Harvard y mezcla flashbacks y flashforwards para colocarlo en medio de dos querellas multimillonarias: la de su mejor amigo y co-creador de Facebook y la de dos gemelos, los Winklevoss que reclamaban la propiedad intelectual de la idea.
Tanto el amigo como los Winklevoss son personajes leales, de acuerdo, pero muy tontos. Por lo que se sabe de Eduardo Saverin, el brasileño que financió los inicios del proyecto Zuckerberg no era tan tonto como lo pinta Fincher. Yo no sé si preferiría que me pintaran como bueno tonto o como malo genial. Casi me quedaría con lo segundo siempre que se entendiera que tenía 19 años. Yo a los 19 años era un miserable y la gran mayoría de ustedes también, no vamos a engañarnos. Saverín parecía más preocupado por la fama en el campus y las chicas gratis que por extender un programa megalómano. Los Winklevoss no parecen alcanzar para mucho más que darle a los remos, aunque se supone que su expediente académico es brillantísimo.
La película no es más que la historia de los inicios de Facebook enfocada en el rencoroso Zuckerberg, quien habría empezado todo eso para demostrarle algo a su ex-novia. Básicamente, que se equivocaba dejándolo. Los 19 años, de nuevo. Ahora bien, Fincher acierta por completo al dejar que la historia fluya sin meter demasiada mano. Es la historia de Facebook y del genio que la creó y probablemente ese genio tenga varias caras pero no es una película de psicoanálisis, es una película sobre el éxito, las casualidades y lo que hace que de repente seas el millonario más joven de la historia.
¿Tiene interés la película si no utilizas Facebook o si lo odias directamente? Bueno, hay determinadas cosas que resultarán más liosas, pero yo tampoco sé nada de matemáticas y creo que me enteré de "Una mente maravillosa". Desde luego, ser un viciado del asunto ayuda. Buena parte del éxito de la película parte del éxito de la aplicación: efectivamente, Facebook es adictivo y tiene verdaderos fieles capaces de pasar horas y días cuidando sus granjitas de Farmville.
Entre los actores, me encantó Rooney Mara haciendo de la "musa" Erica Albright, aunque nadie se explica que hacía una chica como ella con un chico como él. Jesse Eisenberg está brillante y Justin Timberlake no desentona, aunque es imposible verlo y no imaginar que en cualquier momento se va a poner a bailotear un poco de funky barato. La gran sorpresa la encontramos en los hermanos Winklevoss, interpretados por... ¡un mismo actor: Armie Hammer! Yo tampoco lo sabía, hasta que leí
esto. Cuando la tecnología está hecha para la película y no la película para la tecnología es cuando realmente se valoran estas cosas.
En definitiva, muy buena película, muy bien narrada, con gran ritmo y que incluso se hace corta pese a las dos horas de duración. Dicen que Zuckerberg se enfadó mucho al verla. A todos nos gustaría ser perfectos, sencillamente no es posible. Como bien dice la frase de promo del cartel: "No haces 500 millones de amigos sin ganarte algunos enemigos".