Quedo con Pancho en Plaza Elíptica, en la gasolinera de Repsol. Yo le espero apoyado en una valla. Él me espera tomando un café. Después de unos diez minutos esperándonos, decide llamarme y comprobar que nos separan 25 metros.
Vamos a la casa de Jose Romero en Getafe. Afueras de Getafe. Una especie de chalet en el que Coco ladra al desconocido -es decir, yo- y Antonio García de Diego me abraza. ¿Hace cuánto que nos conocemos? ¿Veinte años, ya? Por ahí debe de andar la cosa.
Bajamos al estudio. Están con "Mi fórmula secreta", mi canción favorita de Emite Poqito. Según empiezo a oírla se me ponen los pelos de punta. La melodía es preciosa, y Julia ha elegido un ritmo más pausado, más hipnótico aún, aunque a mí me guste más el punto divertido y alocado de determinadas partes de la canción. Hablamos sobre la estructura. Bueno, hablan sobre la estructura porque yo ya tengo mucha experiencia en estudios y sé callarme.
Un estudio de grabación es un sitio donde se reúne mucha gente a trabajar y todos saben más que tú. Por definición.
Así que mueven baterías, platos, guitarras, instrumentos de los que no he oído hablar en mi vida y van puliendo del todo la canción, coros incluidos. Después, se ponen con "Permanentando", una canción que pueden escuchar
aquí. Como soy un entusiasta de Emite Poqito supongo que no pasa nada porque diga que "Permanentando" no es de mis canciones favoritas. No era de mis canciones favoritas, al menos, hasta que la he escuchado esta mañana. Han encontrado el ritmo justo para la canción y prometen mejorar cuando cuadren del todo la batería.
De momento, como decía Pancho, suena como si el batería del local de al lado se hubiera puesto a tocar a lo loco. Pero la idea está ahí, y es muy buena.
Viene Julia. Está nerviosa y emocionada. Se ve que está nerviosa y emocionada, desde luego, por lo que están haciendo con su trabajo y por tener esta oportunidad y por oírse a sí misma rodeada de tanto instrumento y tanto efecto de sonido y tanto esfuerzo y tanto mimo, sobre todo, tanto mimo. Hablamos de, posiblemente, los tres productores más importantes de España.
Nerviosa, emocionada, pero Julia, y Julia no se calla. No tiene que callarse porque son sus canciones, y va a ser su maqueta y va a ser ella la que tenga que defender tal o cual estilo en sus actuaciones en directo. Ella da la cara y es bueno que tenga claro que está dispuesta a ello. Problemas con el bajo, problemas con un piano, problemas con un par de efectos "demasiado clásicos". Julia detesta el pop clásico. O si no lo detesta, desde luego detesta hacerlo.
Así que nos subimos, lo hablamos -esta vez sí hablo porque Julia me ha preguntado dos veces y ya casi rozaría la mala educación- y volvemos a bajar y pulimos y escuchamos, y tenemos miedo porque cada vez que escuchas la canción, parece mejor, pero ¿tendrán tiempo las discográficas de escuchar varias veces cada canción? Pensamos que no. Lo dudamos, al menos.
Son las dos. Hora de retirada. Jose se va a recoger a su hija, que viene de Atenas, Antonio le lleva en coche, Pancho queda en venir el domingo al Búho Real a verla en directo y Julia y yo nos metemos en el coche camino de López de Hoyos con Príncipe de Vergara, hablando de ella, de mí, de la educación, del riesgo, de las mudanzas y del Señor Chinarro.
(FOTO: Claudio Cutarelli)