miércoles, marzo 26, 2008

Georgina en el Búho Real

Darío no parece preocupado, aunque sean ya casi menos cuarto y en el Búho Real haya apenas siete u ocho personas. Es consciente de que hay mucha competencia en otros lugares -Patricio, Javier Krahe y Luis Ramiro, de entrada- pero confía en un arreón de última hora. Yo, que he venido solo, no tengo nada en contra del arreón, pero fantaseo con la posibilidad de un concierto intimísimo, una de esas rarezas que poder contar en años venideros.

Toca Georgina. No la conozco. Ni personal ni musicalmente. Todo lo que sé de ella es un par de mensajes que nos cruzamos por MySpace alabando a Lichis y este vídeo de Youtube.



Es venezolana y unas compatriotas han venido a verla. Ocupan la primera mesa frontal. Yo, la lateral, con cinco sillas vacías a mi izquierda. Han venido un par de chicos a hacer un reportaje sobre ella. Se llama "Nuevos madrileños", creo entender, y me parece que vienen de Libertad Digital TV. Entrevistan a Darío, entrevistan a una de las venezolanas, entrevistan a Georgina y hacen un montón de tomas-recurso.

Poco a poco la gente va llegando. Mucha gente. Demasiada, para mi sueño de concierto íntimo. Será un nuevo concierto multitudinario, qué le vamos a hacer. Compartir es ganar, dicen. Georgina va dando vueltas por el bar y yo pienso en decirle algo, pero me parece un poco ridículo. Soy terriblemente tímido, ya saben.

Ella también. O al menos lo parece sobre el escenario, lo que pasa es que lo camufla con una sonrisa deliciosa. Empieza muy bien, con tres o cuatro canciones fantásticas, que me recuerdan -un poco, sólo un poco, no se asusten- a Shakira, aunque también tienen un aire a Julieta Venegas. ¿Puede ser el acento? Puede. Pero también la facilidad para la melodía pegadiza y contagiosa. Lo que se suele llamar "comercial".

Yo no tengo nada en contra de lo comercial. Al contrario. Soy un consumidor ávido de productos comerciales desde la infancia. Mi infancia fue en los 80, imagínense. Así que disfruto y me quedo un poco sorprendido, de hecho, porque no pensé que Georgina fuera tan buena y sobre todo cantara tan bien. "Te lo vas a pasar bien", me dijo Darío, y desde luego tenía razón.

No canta "Shalala" esta vez, pero canta "What´s up" de 4 Non Blondes, un grupo y una canción probablemente olvidados por muchos, últimos coletazos de la estética grunge. Un grupo y una canción que me encantan, por otro lado, así que aplaudo a rabiar y hago gestos de aprobación con la cabeza por si le da por mirarme. Podría pasar. Estoy a un metro de ella y antes del concierto me ha echado un par de miradas como diciendo: "¿Te conozco de algo?"

Echo un vistazo al bar y sigue entrando gente. Dos chicas se colocan en mi mesa, con sus cervezas. Carlos Jean se pone justo delante de la gran columna del Búho y mira fijamente. Georgina parece algo nerviosa, dice que trabajar en Central Musical y ver a tantos grupos todo el rato, con las charlas que se pegan entre canción y canción la hacen sentir poco ingeniosa. No sabe qué decir.

De repente, el concierto se acaba. Tengo que decirlo así: "de repente". Han pasado sólo tres cuartos de hora y Georgina anuncia un bis. Sólo un bis. Tampoco me parece mal: Julia hace lo mismo en los conciertos de Emite Poqito. De hecho, es normal que el concierto acabe de manera algo abrupta porque sus canciones -casi todas sus canciones- acaban igual. Pam. Se acabó. Acorde final.

Hay algo disparatado, tímido e inconcluso en Georgina. Algo tremendamente atractivo y sugerente, por otro lado. Cualquiera puede darse cuenta. Carlos Jean puede darse cuenta, Darío puede darse cuenta e incluso yo puedo darme cuenta. Algo inocente y a la vez salvaje. No sé. Julieta Venegas y Shakira, ya lo he dicho antes.

La Cabra Mecánica y 4 Non Blondes, ahí queda eso...