jueves, diciembre 13, 2007

Vidas peligrosas

"Ser escritor, como dedicarse a calquier actividad artística, entraña un riesgo adicional al riesgo de vivir. Escribir es una actividad de riesgo y los hombres y mujere que la eligen conocen su peligrosidad. En otras profesiones basta alcanzar cierta corrección, que requiere un esfuerzo determinado y con la que hemos cubierto el objetivo.

La apuesta del artista es mucho más ambiciosa: apunta, si no directamente a lo genial, sí a cierto grado de excepcionalidad. Quiero decir que si eres, por ejemplo, uno de los doscientos mejores médicos de tu ciudad puedes darte por satisfecho, pero, si eres sólo uno de sus doscientos mejores escritores y te das cuanta de ello (si eres consciente tú mismo de que no logras realizar lo que con toda tu alma te propones), tienes que abandonar o pegarte un tiro.

La ambición, y por consiguiente la frustración que supone el fracaso (insisto: no tanto ante los demás como ante uno mismo), son extremas. Puedes recibir las críticas más duras, las invalidaciones más rotundas. Y todo el proceso tiene lugar a plena luz, en presencia de un público."

ESTHER TUSQUETS. Las mujeres, la literatura y la peligrosidad.