Dani Flaco anda por Madrid para terminar de mezclar y masterizar ya definitivamente el disco, que saldrá a finales de enero o principios de febrero. Está trabajando con Xavi, su productor, en el estudio Sonobox, colaborando con Manuel, que se acaba de encargar del último disco de Vetusta Morla.
Es una noche fría en Madrid, muy fría y con el agravante de que el centro está lleno de familias flipándolo con las luces de Cortylandia. Lichis manda un mensaje precioso desde Pamplona sobre mi libro, realmente precioso y pensamos en llamarle, pero se nos olvida y para cuando lo recordamos se ha hecho tarde.
Pablo Ager se une a la cena, en la Cava Baja. Varios entrecottes de buey y mucho vino. Una cena visigoda, que diría el propio Lichis. La carrera de Pablo ha peligrado durante buena parte de la tarde, pero ha acabado encauzada de manera milagrosa a eso de las once y media de la noche. Por temor a la cuenta, él ha pedido unas tostas para cenar, pero al final Manuel lo arregla todo y nos invita como buen anfitrión. Conoce a mi tío y a Antonio y llegó a este blog de manera casual buscando cosas sobre los Premios Guille. Se pasa la noche hablando de música con Xavi, sin poder parar.
Pablo, Dani y yo hablamos algo de música y cantautores, también, circuitos, conciertos, estatus... Cogemos el coche hacia el Búho Real, por si Nuria ha cambiado de opinión, pero no, Nuria sigue durmiendo en su casita y en el Búho está Darío, muy alegre, pero poca gente más. La música está un poco alta, y he empezado a toser de manera sospechosa. El frío y los hospitales, qué mala combinación.
Así que, por una vez, el escritor se va antes que los cantautores, que se quedan ahí charlando de sus cosas, de sus nuevos discos y proyectos, mientras yo me abrigo, bajo a Fernando VI y paro un taxi que me deja en casa a una hora razonable.
La fiesta del aguafiestas
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[La Brújula (Opiniones ultramontanas), 3:05]
Buenas noches. Mi aguafiestismo profesional me obliga hoy a la tarea,
ciertamente desagradable, de arremete...
Hace 5 horas