Una de las tramas emotivas más importantes de "Opiniones de un payaso" -más desesperantes, más íntimas- es el empeño de Hans Schnier en considerar a Marie su mujer. En realidad, si se reducen mucho las cosas y se aíslan de su contexto -Marie fue supuestamente "raptada" o al menos sugestionada por un grupo de católicos para acabar su relación pecaminosa con Schnier y contraer matrimonio con un establecido soltero- no es más que la historia de un chico al que le ha dejado su novia.
Sin embargo, entra en juego el tema de la posesión. Marie no es su ex-novia, es su mujer, y así lo ve él. No entiende de pecado ni de legitimidad moral o jurídica. No entiende de matrimonio más que como una cuestión de voluntad. Y, sin embargo, pobre, solitario payaso, no entiende que la voluntad acaba en un momento dado y que cambia de objeto. Un establecido soltero, por ejemplo.
Schnier se desespera pensando que Marie pueda estar haciendo "la cosa" con su nuevo prometido, que puedan estar repitiendo sus mismas frases, que le regale sus mismas sonrisas... No puede soportarlo y así lo explica a todo aquel que quiera escucharlo. "Es adulterio" repite una y otra vez. Su mujer. Su matrimonio. La falsa moral católica.
Pero, en el fondo, reduciéndolo a las bases, la incapacidad de comprender algo tan sencillo como la voluntad, la posibilidad de que las cosas dejen de ser como queríamos y pasen a ser de otra manera: otros perjudicados, otros beneficiados. Los celos, en definitiva.
"Opiniones de un payaso"¨es un libro de estupor y rencor, a partes iguales. Un gran libro, en cualquier caso. Un gran tema, también. La voluntad, esa cosa viscosa.