jueves, junio 28, 2007

Europride en Chueca


Una vez ligué en Chueca. No lo digo escandalizado, es una simple anécdota: es la única vez que he ligado en un bar. Me refiero a que la otra persona se acerque sonriendo y se presente y te plante dos besos y sus amigos me hablen y esas cosas que al revés si he hecho más de una vez.

Me comporté como un vulgar homófobo, la verdad. Me puse tremendamente nervioso, quizás, precisamente, por lo poco habituado que estaba -y porque yo estaba ahí para ligar con otra chica, al fin y al cabo- y lo anormal de la situación.

Así que para resarcirme, mañana (y quizás hoy) me pasaré por Chueca a ver cómo están las cosas. No quiero ser un aguafiestas, pero la verdad es que lo del orgullo no lo entiendo. Las opciones sexuales no son una cuestión de orgullo ni de desprecio. Simplemente son. Entiendo la fiesta y podría entender la reivindicación en aquellos países donde la homosexualidad sigue siendo delito e incluso está castigada con la muerte: véase Arabia Saudí, cuyo rey se paseaba hace bien poco entre grandes honores por aquí.

Pero, en Madrid, se me hace raro. Aquí, la homosexualidad ha dejado de ser una cuestión extraña. Yo, al menos, la vivo como algo perfectamente normal. Ajeno, pero normal. No entiendo el orgullo por ser zurdo, tampoco lo entiendo por ser gay.

Ahora, que si es cuestión de divertirse, haré todo lo posible, claro... ;-)