Federer podría ser el mejor jugador de todos los tiempos. Para eso, tendrá que demostrar que es el mejor de este tiempo sobre tierra y aún está por ver. Si el suizo pierde por tercer año consecutivo ante Nadal, estaríamos ante un nuevo caso de jugador incompleto. De un gran jugador incompleto, por supuesto, pero incapaz de ganar a todos sus rivales en todas las superficies.
Es decir, lo que hizo Rod Laver.
Lo que queda claro es que la diferencia entre Nadal, Federer y el resto del circuito va cada vez a más. Está la incógnita de Novak Djokovic, pero los demás no existen. No sólo repiten la tercera final de los últimos cinco grand slams sino que entre ambos han perdido un set de los 37 que han jugado en París.
El año pasado, los dos tuvieron muchos más problemas, este año, sobre todo para Nadal, ha sido más bien un paseo.
La suya es una historia doblemente frustrante: Nadal podría ganar su tercer Roland Garros sin llegar a ser número uno pese a llevar unos resultados espectaculares, Federer podría encarrilar su cuarto año como número uno sin conseguir alzar la Copa de los Mosqueteros y, así, su Grand Slam personal.
El resto mira y aplaude.
Puede que el de mañana sea un gran partido. No lo creo. Creo que Nadal está varios cuerpos por delante de Federer sobre tierra batida, por lo menos mientras ambos estén en plenitud de condiciones físicas. Gane quien gane, habrá hecho historia, desde luego. Pero se echa de menos la competencia, claro. Se echa mucho de menos.