De acuerdo, todos adoramos a Mai. Es adorable, no cabe duda. Ayer, nos sentó a B. y a mí en la primera fila de su concierto del Búho Real, aprovechando los asientos que tenía reservados y luego se marcó un concierto redondo, con ese punto de humildad que le caracteriza mezclado con atrevimientos vocales sorprendentes.
Pero de tanto adorar a Mai a ver si nos vamos a olvidar de Kim Fanló, porque Kim es tan adorable o más, sólo que asume que a él no le van a gritar "guapo" ni le van a interrumpir cada vez que habla, más que nada porque no habla. No sobre el escenario, me refiero. Antes y después, sí. Antes, me reconoce, me saluda, me lleva donde Mai y después sonríe mientras B. le explica las casualidades que les unen.
Hacen una excelente pareja (profesional), eso está claro.
Y por eso el Búho Real estaba a reventar, por eso todo el mundo se sabía las canciones, por eso tuvieron que tocar dos bises -el pobre Adan Ross no tuvo tanta suerte, aunque su concierto estuvo a la altura, desde luego-, por eso Darío estaba tan contento que flotaba y por eso hasta ellos se emocionaban al recordar que todo empezó en ese mismo sitio hace cosa de un año, cuando firmaron por Universal.
Hay que recordar, por aquello del "se puede" que no es un disco de Universal, es un disco comprado por Universal, que en un principio se habían autoeditado ellos, Daconte Records. Todo el mundo sabe por qué hago hincapié en esto.
Y, bueno, entre nuestras timideces nos despedimos como podemos, prometemos seguir escribiéndonos, seguir siguiéndonos, seguir ganando premios -entre los tres sumamos un montón- y acabar viéndonos aunque sea dentro de otros siete meses en cualquier otro concierto, en cualquier otra ciudad.
El Estado es un sensor
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*por Yaiza Santos*
Enumeró, en contra de su costumbre, lo que hasta ese momento había
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Hace 10 horas