
El horror no admite grados ni comparaciones. Es absoluto allí donde se presenta: casa de torturas, violaciones, amputaciones, asesinatos... Absoluto. No hay nada más allá del horror, sea en Argentina, en Chile, en Camboya o en Cuba.
Alguien puede pensar que la valoración que se hace de cada caso es distinto. Puede ser. Desde el punto de vista moral no debería importarnos. Si alguien quiere creer que hay horrores más comprensibles que otros, basta con procurar que ese alguien no alcance nunca demasiado poder. Por lo demás, vindicar a Pinochet a costa de la figura de Castro sólo empujará a la vindicación de Castro a costa de la figura de Pinochet o Videla.
Como si los extremos se equilibraran.
No, no hay equilibrio en el horror y apenas si hay memoria. Supervivencia, en el mejor de los casos. Eso es todo.