miércoles, diciembre 13, 2006

Paco Cifuentes en Galileo


Paco Cifuentes es una presencia constante en los últimos años. Una presencia ausente, por otro lado. Al menos hasta ayer e incluso ayer se podría discutir. Paco Cifuentes en las invitaciones de Lara de hace tres-cuatro años. Sus conciertos en Libertad 8, en el Búho Real, recién llegado de Andalucía, como Lara. Tardes de cafés y coca colas en El Bandido Doblemente Armado.

Tres años y pico después, Lara recitando una presentación a oscuras ante un Galileo a medio llenar -nada mal para tratarse de un martes- y luego Lara en todas o casi todas las canciones de Paco, "la musa eterna" como él mismo la llama, "Ya ves aquí, intentando salvar esta canción de ti". Una voz potente, ya escuchada junto a los Tristes Tigres. Del otro lado, tres mesas juntas, unas cuantas bebidas, B. que llega tarde y se sienta justo delante de Rubén, descolocando un montón de abrigos.

Víctor Alfaro como guía, porque casi no recuerdo a Lara y porque soy tan pésimo fisonomista que, aunque ha estado durante varios minutos en lo alto del escenario, no me he hecho con su cara. Pedirle que me ayude en la búsqueda, mandar mensajes que no llegan y encontrarla al final en la mesa de enfrente. Fantástico miope.

Conversaciones de escritores y libros de relatos. Lo habitual. Algo de tensión que empieza o algo de tensión que termina, después de comprobar que todo ha ido bien: el recital, el concierto, los vídeos. La sonrisa de Alejandro Martínez, siempre sonriente y amable...

Un grupo de chicas que me intenta vender un disco que ya tengo. Está claro que Paco tiene cierto imán para las chicas y es perfectamente comprensible. Incluso a B. le parecía guapísimo. Guapo y cantautor, una receta que no falla. B. que, por cierto, no tiene blog, igual que Alicia. Las dos hablan sobre nosotros como si nosotros fuéramos los pirados y puede que sea cierto. Mundos reales y virtuales. Madrigueras. Puntos de encuentro.

Recitados infinitos en distintas voces quebradas.