Después de años ganando premios y premios como
cortometrajista, Eduardo Chapero-Jackson se lanza al vacío con una apuesta más
que arriesgada: “Verbo”, la historia de una adolescente en conflicto con un
mundo de atonía y rutina, no es una película al uso: combinando música, diseño
artístico y una sensibilidad fuera de lo común, Eduardo consigue recrear un
universo propio en el que el espectador se siente cómodo, muy cómodo. La
sensación que cualquiera tiene cuando habla con él, siempre tranquilo,
sonriente y pausado.
Del corto al largo
La experiencia te ampara pero la sensación de dominio es
peligrosa: los trucos no sirven si no estás atento. Cada película, sea
cortometraje o largometraje, es una nueva aventura, supone ponerse al borde del
abismo y ser consciente de que es posible que no salgas adelante… Sé que hay
una expectativa con respecto a la película pero conforme se acerca el estreno,
la sensación es más bien de ligereza, como si me hubiera quitado algo que me
tenía embarazado y por fin sale al mundo. No sólo es la satisfacción de haberlo
hecho sino de haberlo hecho como quería. Es una sensación muy potente, saber
que ahora viene el escrutinio de los demás. Te hace sentir vulnerable, es
curioso…
El miedo escénico
No es algo que tenga muy presente. Te asomas a una zona de
riesgo poniendo todo lo que sientes… y lo otro –el público, la crítica- no lo
controlas. Tengo más miedo a un vacío, a que la película desaparezca en seguida
de los cines, que no le diga nada a nadie. Es una película que apela al idealismo pero no de forma ingenua, sino sabiendo que
lo que predomina ahí fuera es el cinismo. Lo bonito es que en los pases previos
la gente se ha emocionado, así que se ve que hay algo ahí que resuena, que
mueve por dentro.
La adolescencia
Es una edad clave y latente el resto de la vida, no importa
la edad que tengas. Tienes que manejarte sobre la marcha entre los ideales y la
realidad, buscar espacios… Lo que me movió fue mi experiencia personal, la de
haber crecido sintiendo un déficit de referencias, en un barrio masificado y
desarraigado, con una educación que no entendía y no trataba la inteligencia
emocional, que es lo más importante para manejarte en la vida. Los
conocimientos prácticos los puedes adquirir luego pero esa educación emocional
la necesitas en ese momento.
Es lo que le pasa a
Sara: que está perdida, pero este es un problema en todo Occidente: el vacío.
Yo quería mandar un mensaje positivo a partir de esa batalla que puede llegar a
matarte en vida: es un viaje a la sombra del que se aprende. Hay que dejar de
actuar con los adolescentes como si no pasara nada, estamos ante una epidemia
casi de chavales con problemas emocionales muy serios y que no se tratan en la
educación convencional.
La cultura urbana
como catarsis
Siempre me ha conmovido el origen del hip-hop, su carácter reivindicativo pero siempre creativo, en barrios sin esperanza como el Bronx. Tiene algo social de rabia y a la vez de superación...
Puedes leer el resto de la entrevista en el número de noviembre de la revista Neo2
Siempre me ha conmovido el origen del hip-hop, su carácter reivindicativo pero siempre creativo, en barrios sin esperanza como el Bronx. Tiene algo social de rabia y a la vez de superación...
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