Uno de los grandes mitos de la sociología es que el español “vota con el bolsillo”. Es una verdad muy matizable, por decirlo amablemente. Algunos ejemplos: el PSOE de Felipe González ganó en 1993 con una situación económica insostenible y perdió tres años más tarde cuando los números, mal que bien, empezaban a cuadrar. Asimismo, no había ningún factor económico en marzo de 2004 que no influyera en la primavera de 2000 y la mayoría absoluta del PP se convirtió en una sonada derrota.
Si no piensa en el bolsillo, ¿en qué piensa el votante español? ¿En la ideología? Eso va camino de convertirse en otro mito vacío. La desconfianza creciente en los políticos, un síndrome extendido a lo largo de la historia de nuestro país pero que ha vuelto a repuntar con la incapacidad manifiesta del gobierno y la oposición de explicar la crisis económica de una manera medianamente sensata, descubriendo todas sus miserias, lleva camino a su vez de provocar una desconfianza total hacia las recetas preconcebidas.
El votante lo que quiere son soluciones concretas a problemas concretos y, a ser posible, que le cuesten poco y lleguen cuanto antes.
La situación es, pues, un peligroso caldo de cultivo para el populismo. Cualquiera que se presente “al margen de los partidos tradicionales” y prometa algo con un mínimo de convicción está llamado a conseguir un buen puñado de votos de castigo. En las últimas elecciones municipales ya vimos algo parecido a esto, lo que pasa es que apenas se mencionó: todo el análisis periodístico se centró en si el mapa era rojo o azul, sin más matices.
Es cierto que el votante de centro-izquierda abandonó al PSOE de manera masiva, pero también es cierto que ese votante no se pasó al centro-derecha, como venía haciendo en los últimos 15 años. Los socialistas perdieron 10 puntos, pero el PP apenas subió un 2%, una cantidad ridícula teniendo en cuenta el descalabro de su máximo adversario político.
Un mapa azul no oculta que, donde el votante de centro-derecha pudo no votar al PP, no lo votó. En Asturias, votó a Cascos; en Navarra, votó a UPN y en Madrid...
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