domingo, octubre 30, 2011

Suicidios en El Mundo


No hace ni dos meses que criticaba a la prensa por obviar completamente el tema del suicidio. Recientemente, me ha llamado mucho la atención el informe forense de la muerte de Amy Winehouse. En dicho informe, el redactor aseguraba que la cantante había fallecido por una sobredosis de alcohol producto de la ingestión de tres botellas de vodka -dos grandes y una mediana, matizaba- lanzando inmediatamente  los adjetivos "inintencionada" y "accidental" para describir la muerte de la cantante.

Obviamente, yo no sé si Amy Winehouse quería matarse bebiendo tres botellas de vodka. Lo que tengo claro es que el forense tampoco lo sabe. Un forense no juzga intenciones en materia de sobredosis. Si Winehouse quiso destruirse hasta las últimas consecuencias o si fue una pequeña juerga que se le fue de las manos es algo que se llevará a la tumba y está bien que así sea. Lo que no tiene sentido es que venga nadie a agitar las manos, gritando para advertirnos "No fue un suicidio".

Porque pudo haberlo sido y no habría nada malo en ello.

La buena noticia de hoy es que El Mundo ha dedicado la portada de su edición digital, mucho más leída que la de papel, a hablar sin tapujos de la incidencia de los suicidios en la sociedad occidental actual y en concreto en nuestro país. Es muy probable que usted, igual que yo, conozca a una o dos personas que han intentado suicidarse, incluso es posible que usted mismo haya coqueteado con la idea en algún momento de desesperación, agobio o autoconmiseración absoluta. El suicidio como reivindicación y como venganza.

Fueran los que fueran los motivos, coincidiremos en que hablar de ello no es fácil. No lo es ni siquiera entre nosotros, en la esfera privada, sea por pudor propio o por pudor ajeno. El familiar del suicida, como dice el artículo, sufre una doble pérdida: la del ser querido y la de la expiación mediante el luto. Una muerte que no solo te parte en dos sino de la que además no puedes ni siquiera hablar , no vayan a pensar que tu padre, tu  madre, tu hermano, tu hijo o tu amiga son en realidad poco más que una panda de locos.

Para el suicidófilo, y entiéndase así al que contempla el suicidio como una salida deseable a sus problemas, la situación no es mucho mejor. Si puede pagar un psiquiatra o tiene un entorno favorable, al menos podrá charlar tranquilamente sobre ello, buscar apoyo o encontrar alternativas que le puedan satisfacer, pero lo normal es que todo esto no se dé y la distancia que todo suicida suele poner entre él y el mundo no hace sino agrandarse.

Volviendo al artículo de El Mundo, he de decir que es un paso adelante pero hay algunas cosas tratadas muy por encima. Destaco, en general, los siguientes puntos:

 "El suicidio es la primera causa de muerte de mujeres entre 30 y 34 años en nuestro país". "3.429 personas se quitaron la vida voluntariamente en 2009". Aquí nos encontramos con un problema: si los forenses se empeñan en ventilar cualquier sospecha bajo los adjetivos "involuntario" o "accidental" es complicado saber la cifra real de suicidios. Un experto afirma en el artículo que son al menos 1.000 más. No puedo afirmar si la cifra es correcta. Un conocido, por Twitter, me asegura que no, que son más. Para que se hagan una idea de la incidencia del problema social, el número de casos de violencia doméstica con resultado de muerte ese mismo año fue de 55. No cabe duda de que la violencia doméstica es un problema enorme de nuestra sociedad y que hay que combatirla con leyes y campañas. Simplemente, es curioso que un problema que causa 70 veces más muertes, directamente se silencie. No pido que se elija. Pido que se afronten las dos cuestiones.

Si algo se ceba con los suicidas es la enfermedad mental. O más bien viceversa. En el 90-95% de los casos existe algún tipo de trastorno psiquiátrico, la mayor parte de las veces, una depresión  Otra vez la terminología. Una depresión es un diagnóstico más que una enfermedad, es decir, es un estado mental (y físico) en el que se dan muchos factores y se admiten muchísimos grados. Si nos pusiéramos serios, cualquier enfermedad que nos matara coincidiría con un estado más o menos depresivo. En cualquier caso, a lo que iba es a que hay que desterrar la idea "melancólico-triste-infeliz-depresivo-suicida". Puede seguir siendo el esquema más habitual, lo desconozco, pero no es el único. Hay gente que intenta suicidarse simplemente porque no quiere seguir soportando expectativas, aunque su estado mental y físico sea excelente. No ve esperanzas, no ve alternativas, o simplemente tiene más miedo al futuro que a la muerte. Puede ser cualquiera de su entorno, en definitiva, no solo Kurt Cobain.

- Hay tantos casos como personas, si bien una característica común a todos es la soledad Redunda en el tópico. Del 95% de deprimidos hemos pasado al 100 % de solitarios. No es verdad. Conozco casos de intentos de suicidio donde las personas en cuestión estaban perfectamente acompañadas de gente que las quería y que eran perfectamente conscientes de ese cariño. Si vamos a andar con chorradas del tipo "pero uno puede sentirse solo aunque esté rodeado de gente", entonces mejor dejamos el análisis científico a un lado y nos dedicamos a los tópicos urbanos como en "El otro lado de la cama". Otra frase, a la que no quiero dedicar un punto entero: "Nadie que se suicida es feliz". Lo siento, pero no entiendo qué quiere decir "ser feliz". Si lo que quiere decir es que nadie se suicida por placer, es obvio. Ahora bien, uno puede rendirse en medio de la felicidad, decir adiós después de ganar cuatro manos seguidas y no arrepentirse de ello. Insisto, por última vez, esto no es un problema de solitarios, tristes e infelices. Es mucho más complejo que eso. Puedo aceptar que uno no se suicida por placer si el alivio no se entiende como placer. Me temo que muchos suicidios tienen como detonante, no el dolor o la ansiedad o el deseo de venganza sino el puro alivio: no tener que seguir luchando más, aunque hasta ahora hayas ganado siempre.

- "Tal vez la pregunta que deba hacerse es: '¿Y usted, por qué no se suicida?' Cuando conteste, entenderá por qué el suicida sí lo hace". Este es un buen ejercicio de comprensión. Incompleto, como el resto del artículo, pero útil hasta cierto punto. Efectivamente, en muchos casos ayuda.

- Las Urgencias de Madrid reciben cada día a entre cinco y ocho personas que han intentado suicidarse- ¡Entre cinco y ocho! ¡Cada día! Mi compañero de Twitter me insiste: sabe del tema y le parecen muy pocos casos en comparación con la realidad. A mí la cifra del artículo ya me deja estupefacto. En cuanto a la reincidencia, no sabría decir. Sí, es probable que alguien que intenta matarse dos veces lo consiga al menos una, pero no bajemos la guardia: no todo suicida habla de suicidio y desde luego no siempre necesita una segunda oportunidad. Aceptemos que al contrario sí funciona: alguien que se decide a hablar seriamente de suicidio es alguien que ha roto una barrera que hay que reparar como podamos. No creo que nadie juegue con esas cosas. Si alguien lo hace, será una excepción. Eso de "está intentando llamar la atención" ha quedado viejo.

- En las facultades de Comunicación se enseña que el suicidio no es noticia.  Eso no es del todo exacto. Primero, el hecho de que en las facultades se enseñe algo no tiene demasiada importancia. Lo importante es que luego los propios medios adopten como suya la enseñanza y efectivamente se obligue a los redactores a pasar por el suicidio de puntillas, maquillándolo siempre que sea posible o directamente no informando sobre ello. La explicación no es que no sea noticia, sino que es una noticia "peligrosa". Hay una teoría que afirma que informar sobre un suicidio genera un "efecto de imitación". Sinceramente, no sé cuánta gente tiene que seguir matándose para que desterremos esa idea. Una buena red social en estos momentos empieza por un adecuado tratamiento mediático. Volviendo a la comparación anterior, nadie duda de que una forma de luchar contra la violencia doméstica o contra los desmanes en la conducción es alertar sobre ellos, denunciarlos y concienciar a la sociedad de que no es un problema privado sino que puede afectar a cualquiera. Una mujer maltratada se sentirá más comprendida si puede hablar de ello y aún más si sabe que la sociedad de alguna manera la protege. No veo por qué el suicida tiene que pensar justo lo contrario, parece ridículo. Probablemente lo sea.