Como casi todos los equipos de la ACB, el Estudiantes tiene 12 jugadores en plantilla. Seis de ellos son canteranos, aunque de esos seis solo uno juega con asiduidad, de hecho, es la estrella del equipo. Hablamos de Carlos Suárez, más que probable internacional este verano en el Campeonato del Mundo de Turquía. De los otros cinco, uno juega más bien poco, Jayson Granger; otro juega cuando hay lesiones, Dani Clark; y Nguema, Beirán y Driesen tienen un papel totalmente anecdótico.
Eso deja al Estudiantes con una rotación de ocho hombres. Suárez, Granger y seis veteranos. Repasemos: un base, Albert Oliver, de 32 años, que era suplente en el Valencia; dos escoltas, Pancho Jasen, capitán y buque insignia del club, y Chris Lofton, fichaje de mitad de temporada después de que Blake Ahearn se fugara a Estados Unidos y que ya fue cortado en el Caja Laboral al principio de temporada; y tres pivots: Caner-Medley, expulsado el año pasado del Cajasol por pegar a un compañero, Germán Gabriel, fichado a principio de temporada por dos meses y luego sucesivamente renovado, y Petar Popovic, que llegó hace tres años también como recambio temporal y se ha quedado.
A esta configuración de plantilla, súmenle un contagio masivo de Gripe A antes de la primera jornada y que se extendió durante al menos dos semanas para empezar la temporada con un 0-5, el peor inicio de la historia del club.
¿Cuál creen que es el resultado de todo esto? Durante muchas semanas, viendo lo visto, es decir, esa colección de canteranos aún verdes, retales de otros equipos y jugadores de saldo, pensé que el Estu se iba a la LEB y desaparecía. Todo lo contrario, este año, por primera vez desde que se fue Pepu Hernández, jugaremos los play-offs y aún podríamos incluso ser quintos de la temporada regular, llegando a las 19 victorias.
A mí me parece milagroso, aunque sé que detrás de esto hay trabajo: el veterano base se ha aguantado toda la temporada como un coloso, el escolta temporero ha acertado en tiros decisivos, el ala-pivot problemático se ha echado el equipo a la espalda y los dos pivots que no encontraban sitio en la ACB han resultado ser mucho más que útiles. Incluso Clark ha respondido cuando se le ha necesitado, es decir, contra el Madrid.
El milagro del Estudiantes tiene sus nombres y sobre todo otros tres: Carlos Suárez, un hombre cuya progresión estuvo a punto de verse cortada por lesiones y comportamientos extraños fuera de la pista, siempre según el propio club, que desde luego lo ha cuidado lo justo; Pancho Jasen, que a sus 32 años sigue sin rendirse y Luis Casimiro, el entrenador, el mismo que consiguió ganar una liga con el TDK de Chichi Creus, Sallier y Alston y que, tras el típico año de adaptación, ha conseguido que el equipo no solo gane sino que juegue muy bien. Muy por encima, desde luego, de sus posibilidades.
Yo, que me hice socio del Estu hace 20 años y viví Estambul y Barcelona y las dos Copas del Rey, pero también estuve en León gritando como loco, lo agradezo, créanme.