Aparece hoy en las páginas de Cultura de "El Mundo" un muy buen artículo de Juan Bonilla sobre Carlos Ruiz Zafón, en el que critica unas declaraciones desdeñosas del best-seller sobre el mundo literario español y especialmente los escritores -Bonilla dice "los novelistas", no sé si porque Zafón se refiere en sus palabras sólo a ese gremio o porque el propio Bonilla considera que "escritores", de verdad, sólo son los novelistas-.
El mismo artículo ya se publicó hace más de una semana en el Diario Sur, con un titular bastante más agresivo, y aquí tienen el enlace.
Al respecto he de decir dos cosas: lo que he leído de Zafón no me gusta demasiado, y me parece que hay un abismo tal entre las ventas y la calidad de su obra que hace completamente imposible que el autor se juzgue a sí mismo con un mínimo de cordura. Por supuesto, él se cree la hostia. El 95% de los escritores se siente -íntimamente o no, con ataques de inseguridad, pánico, angustia habituales- la hostia. Este tipo, además, tiene no sé cuántos millones de lectores dispuestos a darle la razón.
¿Es lógico que se lo crea y diga tonterías? Pues sí, es lógico. No sé si merecía la pena contestarle. Se le pasará con los años.
Por otro lado, y es a lo que iba, Bonilla utiliza mal una expresión de Ortega. No sé si es fallo suyo, si es producto de la mala memoria, si simplemente no sabe a lo que se refiere y ha oído la frase por ahí o si el corrector de turno ha decidido modificarla. La frase en cuestión es la famosa "Yo soy yo y mi circunstancia (y si no la salvo a ella, no me salvo a mí)". Es una frase brutal, que ejemplifica perfectamente la relación del individuo con el mundo, y la necesidad de "convivir" en el sentido literal de la palabra (Heidegger diría "con-vivir", pero eso nos llevaría a la extraña relación personal e intelectual entre Heidegger y Ortega).
Yo no soy sólo yo. Yo soy yo en un contexto, en un mundo, dentro de unas posibilidades que aparecen y desaparecen. Que dependen de mí y no. Ortega era un crítico del utopismo y el racionalismo radical. Él defendía la razón Histórica, es decir, la razón que investiga la realidad y que no pretende que la realidad se ajuste sin más a sus prejuicios. "El sábado para el hombre fue hecho y no el hombre para el sábado", cita a Jesús en la introducción de "El ocaso de las revoluciones", dentro de "El tema de nuestro tiempo" en su última edición en Alianza.
Pero Ortega tampoco es un "fatalista", el destino nos viene dado y qué le vamos a hacer. No. Se puede "salvar" a la circunstancia, de hecho, vivir auténticamente, consiste en eso. Por supuesto, el concepto "circunstancia" como el de "salvar" no son fáciles de explicar. A Ortega le llevó varios libros y se le ocurrió a él, así que yo no voy a pretender resumirlo con acierto en dos párrafos. Lean "Meditaciones del Quijote".
Bonilla, sin embargo, cambia la expresión por "yo soy yo y mis circunstancias". Las "circunstancias" en la vida de alguien son otra cosa, en mi opinión, o invitan a pensar -por el lenguaje ordinario- en otras cosas. Lo que me es ajeno, lo que me viene dado, una cosa casi del destino, que no tiene del todo que ver con el concepto interrelacionado realidad-razón de Ortega. Confunde, más bien. Por ejemplo, la "circunstancia" de Ruiz Zafón sería vivir en un momento histórico en el que los libros se venden de manera masiva como productos de entretenimiento y no como obras de arte. Sus "circunstancias" puntuales son el hecho de que él se haya aprovechado de ello y se haya hinchado a escribir novelas de misterio más o menos logradas, con un éxito descomunal.
Y, bueno, este es un post sin demasiado interés, más que para puristas Orteguianos, pero quería por lo menos que quedara clara una cosa, que la frase es "Yo soy yo y mi circunstancia" y que eso no es lo mismo que lo de Jeanette: "Yo soy rebelde porque el mundo me ha hecho así", sino otra cosa muy distinta.