martes, octubre 12, 2010

La muerte de Manuel Alexandre



Cuando echábamos cuentas el que nos quedaba era Manuel Alexandre. Él y Saza, desaparecido de la pantalla demasiados años ya. En poco más de tres años murieron Ozores, López Vázquez, Agustín González, Fernán Gómez... pero él resistía a sus 92. ¡Qué digo "resistía"! Hace un par de años protagonizaba un bio-pic sobre los últimos días de Franco y estaba maravilloso, como siempre. Este mismo verano se estrenó "Campamento Flipy" y él tenía un pequeño papel. Murió con las botas puestas, que diría el tópico, porque toda muerte a estas alturas es un tópico, claro.

A mí me gustaría que esta necrológica fuera más allá del "yo", eso sería lo ideal. Que diera la idea no de por qué era importante para mí sino del hueco que deja, intentar imaginar qué hubiera sido del cine español sin él, cuántas películas hubieran dejado de hacerse. Aleixandre es un hombre puente entre varias generaciones: apareció en "Bienvenido, Mr. Marshall" allá por 1953. No es que fuera un crío, precisamente: ya contaba con 36 años, pero fue una especie de punto de partida después de años en el teatro. Por supuesto, sería imposible contar TODAS las películas en las que Aleixandre salió aunque fuera en una escena puntual, pero sí es posible dar una serie de nombres bastante ilustrativa: fue el ciclista al que atropella Alberto Closas en "Muerte de un ciclista", uno de los "Cómicos" de Juan Antonio Bardem, colaborando también en la mítica "Calle mayor"; repitió con Berlanga en "Calabuch", "Los jueves, milagro"o "Plácido" y alcanzó algo parecido a la fama con "Atraco a las tres", de José María Forqué.

Para que se hagan una idea, su papel en "El hombre que mató a Billy el Niño" aparece en IMDB resumido como "Viejo". Hacía ya de viejo en 1967 y se acomodó en el papel de compañero de juergas madurito de la siguiente generación: los Landa, Sacristán, Menéndez... en los 70, aparte de acompañar a Paco Martínez Soria en varias de sus paletadas de éxito, estilo "Don erre que erre". Mientras sus compañeros se redimían con proyectos más "serios", él seguía en su papel de abuelito con marcha y películas con títulos como "La insólita y gloriosa hazaña del cipote de Archidona". No fueron tiempos especialmente gloriosos, los 70 para Alexandre.

Otra cosa serían los 80. A Aleixandre lo rescataron José Luis Cuerda ("Amanece que no es poco", "Total", "El bosque animado") y... Parchís. Perdonen que me ponga generacional pero Don Matías es un icono de los treintañeros (y cuarentones) de este país. "La guerra de los niños" (1980) le puso otra vez en órbita y se consolidó como el hilo conductor del landismo al humor progre. Por entonces, ya todos sus papeles eran de señor mayor con un punto cínico, pero es que era un señor mayor de casi 70 años. Berlanga volvió a contar con él en "Todos a la cárcel" (1993),  para entonces ya había medio protagonizado "¡Biba la banda!", "El año de las luces", de Fernando Trueba y "Extramuros", el polémico filme de Miguel Picazo, del que ahora prácticamente nadie se acuerda.

Pasó sus últimos años mezclando televisión y cine. "Los ladrones van a la oficina", por supuesto, una especie de "Atraco a las 3" pero en largo, un pelín cutre y con Mabel Lozano. Fue el abuelo de todas las series: "Hospital central", "Señor alcalde", "7 vidas", "Raquel busca su sitio"... En 2000, retomó su relación con Berlanga en "París, Tumbuctú" y vivió a partir de 2005 un último "revival" como protagonista, ya acercándose a los 90 con dos películas sobre el crepúsculo (el de verdad, no el otro): "Elsa y Fred" y, junto a Antonio Mercero, "¿Y tú quién eres?"

En fin, espero que tengan claro ahora que el hueco sería un socavón. Más de 50 años en primer plano. O en segundo, como prefieran. Es imposible que haya nadie con un mínimo de cultura cinéfila o incluso televisiva entre los, digamos, 20 y 90 años, que no conozca a Alexandre. Alguien que hace de abuelo durante cuatro décadas a la fuerza es alguien que cae bien. Le dieron su homenaje y su Goya: da la sensación demasiadas veces de que esas cosas no bastan, como si no fuera lo mismo que Quim Gutiérrez tenga un Goya y Manuel Alexandre otro y además honorífico, y perdón por la comparación y la demagogia.

Por cierto, Saza sigue sin nada. Y sé perfectamente que en el recuento de supervivientes me dejo a Berlanga, pero me da un "no-sé-qué" nombrarlo, como si dejarlo así, sin tocarlo, fuera lo mejor para todos. No vaya a ser.