En un ataque de inspiración, la Chica Langosta me mandó una carta con aires literarios, algo cínicos. Creo que yo era la única persona a la que le enseñaba esas cosas. Hablaba de insomnio y cansancio y la melancolía de toda nuestra generación incluso a los 20 años y momentos sueltos sacados de su clase de ciencias políticas en la Complutense. La carta, tras dar muchas vueltas, pretendía mandar un mensaje optimista expresado en una canción de Guided by Voices, nuestro grupo favorito en aquellos meses, que decía "We are with you in your anger".
Yo le contesté casi de inmediato, nunca supe manejar bien los tiempos. Supongo que sería una carta también algo nostálgica, con ese punto existencialista pesado de Sartre, y hablaría algo de Ortega y algo de ella y mucho de mí. Pude haberle regalado un final feliz, optimista, pero no me atreví a tanto. Sentí que eso iba por completo en contra de mi estética y que si la Chica Langosta en algún momento decidía desfallecer en mi abrazo -"yo, que tantos hombres he sido..."- tenía que ser aceptando mi estética sin reservas.
Así que también concluí mi historia con una canción de Guided by Voices, una canción corta y dura, algo desesperada, que repetía incesantemente "Sometimes I´ve got the feeling that you don´t want me around".
No le dije nunca, en ningún caso, que mi canción favorita era "As we go up, we go down" porque yo pensaba que algún día podía ser como el chico de la canción: "I can terrorise, I see terror in your eyes, as we go up we go down. I can socialize, I can institutionalize, as we go up we go down... I speak in monotone, leave my fucking life alone"
El efecto germicida de la luz
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