viernes, septiembre 23, 2011

Los davidianos de Waco


No recordaba mucho de aquello. Algunas nociones vagas del término "davidianos", la seguridad de que sucedió en Waco y que un tipo que se llamaba "David Algo" era el líder de todo aquel despropósito. También sabía que todo había acabado con decenas de muertos en medio de una torpeza infinita, pero me faltaban demasiados detalles, así que, por una vez, recurrí a la Wikipedia para refrescar la memoria.

El artículo es muy curioso. Explica toda la génesis de los "davidianos" y su división dentro del adventismo con lujo de detalles pero solo dedica unas líneas a David Koresh y lo que allí se llama "el suceso con el FBI". La legitimidad que se da a todos los actos de Koresh y sus fieles resulta incluso insultante y particularmente absurda al combinarla con un respeto absoluto por la tarea del FBI, es decir, viene a dejar a los davidianos como buena gente de Texas con sus pequeñas cosas y al FBI, como un grupo de policías que pasaban por ahí, quizás algo confundidos.

Los 80 muertos de en medio, son eso, un suceso.

En cualquier caso me ha servido para recordar cosas. David Koresh, por ejemplo, me remitía a Charles Manson, aunque solo fuera por el empeño de la televisión en asociar ambas fotografías. El cerco fue abriendo telediarios y telediarios hasta que ya se convirtió en rutina. En ese momento, el FBI decidió quemarlo todo, una de esas medidas que los gobiernos toman cuando se hartan y tiran por la calle del medio sin importarles nada, más o menos como llenar un teatro ruso de gas letal y esperar que vayan cayendo todos: los secuestradores y los secuestrados.

El rancho de Waco era una fortaleza armada, según todos los indicios. Si no fuera una fortaleza armada, amigos wikipédicos, obviamente no hubiera resistido 51 días de asedio. De hecho, desde la distancia, me resulta imposible entender cómo demonios consiguieron estar dos meses rodeados de policías y militares y que a nadie se le ocurriera una salida mejor que dejar arder a hombres, mujeres y niños. Insisto, Bill Clinton era un tipo muy majo pero los años de su mandato fueron una sucesión de despropósitos que no tienen nada que envidiar a los de su sucesor.

Como diría Boyero, al tonto le siguió el malo, o si se quiere, Waco se globalizó, cosa cuya responsabilidad no fue solo de los americanos, desde luego. Para que haya una respuesta desmedida hace falta primero un psicópata que la provoque y a partir del primer psicópata, la veda queda abierta.

Se dice que David Koresh y sus seguidores se suicidaron en masa cuando vieron que el FBI quemaba el rancho. Resulta complicado de creer y más bien parece una de esas salidas que la opinión pública se da a sí misma para sentirse mejor. Es posible que alguno se suicidara, sin duda, al fin y al cabo, si estaban ahí era porque creían que el apocalipsis iba a llegarrrr, pero el humo de un incendio suele aturdir y matar mucho antes de que uno tome una decisión sensata respecto a nada.

Waco no se recuerda demasiado y es extraño. No sé si es bueno o es malo. En realidad, no sé qué demonios pasó allí ni cómo se podría haber hecho mejor. Lo que me cuesta mucho pensar es cómo se podría haber hecho peor, desde luego. Estados Unidos es un país admirable en muchos aspectos pero ha exportado su manía de no saber lidiar con los problemas. No tienen demasiados pero los que tienen los resuelven con una torpeza de elefante, lo que lleva a grandes equívocos.

No es un país de locos asesinos en serie, todo lo contrario, es un país lleno de gente amable a más no poder. En ningún sitio me he sentido tan bien atendido como allí, esa mezcla de hipocresía y buen talante natural que hace que uno se sienta en casa todo el rato y con cierta sensación de seguridad. El problema es qué hacer con el resto, con los no adaptados. Es un problema global y que no solucionamos: ¿Qué hacemos con los problemas, con la gente que nos da problemas? Los ignoramos, los ocultamos o los quemamos. Quizá no haya más opciones, puede ser, pero el margen de mejora al respecto digamos que es bastante grande.