Los concursos de popularidad, por definición, no pueden agradar a todo el mundo. La popularidad debería ser algo efímero y difícil de determinar: todo esto de "¿quién ha sido el mejor este año?" me recuerda a las preguntas del tipo "¿quién te parece el más guapo de clase?", "¿con quién vas a ir al baile de promoción?" y cosas así. No es de extrañar que en este caso los elegidos fueran futbolistas, a falta de quarterbacks.
El Balón de Oro FIFA lo votan periodistas de todo el mundo, junto a seleccionadores y capitanes de equipos nacionales, pero, para la prensa española, por supuesto, no tienen ni puta idea y se mueven por intereses torticeros y todo tipo de conspiraciones para evitar que el premio se lo lleve un español. Realmente, en las Islas Feroe no hay nada mejor que hacer que conspirar contra los españoles, no piensan en otra cosa, pobres.
La indignación periodística, especialmente en ese gallinero llamado Twitter, ha sido inmediata. Contrasta con la falta absoluta de indignación de los jugadores y entrenadores, que ven el premio a Messi como algo perfectamente normal. Voy a dar dos datos: si el premio se hubiera dado "a la antigua", es decir, teniendo en cuenta los votos de los corresponsales de France Football -de los cuales, por cierto, solo uno es francés-, habria ganado Wesley Sneijder. Si contamos los de seleccionadores y capitanes, es decir, los que daban el antiguo FIFA World Player, el ganador habría sido Messi. La media la gana el argentino, por delante de Iniesta y Xavi.
¿Es eso justo? ¡Pero desde cuándo un concurso de popularidad es justo! En este tipo de votaciones juegan muchas cosas pero sobre todo el capricho. Votan 200 personas y cada uno tiene su criterio. Y sí, muchas veces votan al más espectacular, o a su debilidad personal, o al que les cae mejor o al que más veces han visto por televisión. Pero si se fijan en ambas votaciones resulta que en ninguna de las dos hubiera ganado un español. ¿Eso se debe a una terrible conspiración contra el fútbol español encabezada por Josepp Blatter, que ya nos "quitó" el Mundial?
No, eso se debe a algo tan fácil de entender como "la fragmentación del voto". Entre los candidatos españoles suman el 42% de los votos totales. Es un record solo a la altura de los tiempos de la Holanda de Gullit, Rijkaard y Van Basten. El problema del fútbol español es que no tiene a la estrella popular y arrebatadora que gane estos concursos. Y no veo por qué tiene que empeñarse en tenerlo mientras gane Eurocopas y Mundiales. La fuerza de la selección española es precisamente su variedad y su equilibrio: Xavi es muy bueno, Iniesta es la hostia, sin Casillas olvídate, Piqué y Puyol son dos centrales soberbios, Villa metió él solito al equipo en semifinales. ¿A quién voto?
Lo que ha jugado en contra de Xavi o Iniesta no ha sido el odio o la envidia, al contrario, ha sido la admiración al resto de sus compañeros: hay demasiados jugadores españoles buenos y de repente aparece un tipo que ha marcado no sé si son 60 goles en el año, más el Mundial de Clubs, más la Liga, ha sido Bota de Oro y ha jugado mejor que nadie al fútbol. Y va y gana aunque su Mundial fuera regular.
¿Qué más da? ¿Por qué gastar líneas y líneas en indignaciones y conspiranoias en vez de en analizar los resultados? ¿Por qué analizar los resultados en cualquier caso? Es decir, seamos sinceros, ¿qué más nos da si el premio se lo lleva este o el otro? ¿Qué demonios nos importa a quién eligieron Miss Minnesota Adolescente en 2006? Todo lo que no sea hablar de fútbol desata la pasión de los periodistas deportivos. Conclusión: no les gusta el fútbol.
Pélicot, fin
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«Je le dis droit dans les yeux, je ne l’ai jamais touchée» declaró
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