Cantaba “Black Hole Sun” sentado entre agujas de pino. Tenía un walkman muy viejo y varias cintas que reflejaban el espíritu de la época: el “Unplugged” de Nirvana, un recopilatorio casero y el “Doolittle” de los Pixies.
Cuando no era Soundgarden era “Hey” o era “Where did you sleep last night?”.
Estaba terriblemente enamorado y tenía 17 años, ¿qué se podía esperar de mí? Me sentaba entre agujas de pino y berreaba. Ponía mala cara cada mañana y sólo por las noches me alegraba un poco, si Pilar venía a la roca que quedaba entre las tiendas y el comedor. Si no venía, me ponía muy triste y pensaba en lo fantástico que yo era y lo poco que se merecía todo lo que hacía por ella y todo ese tipo de autocomplacencia adolescente.
El último día daban regalos, fue dos días después de intentar fugarnos al pueblo, el único momento que mereció la pena de todo aquello. Junto al regalo entregaban una cartulina o similar con una dedicatoria. La mía era: “Por que algún día encuentre un campamento sin juegos”. Me hizo gracia. Nos firmábamos camisetas y cuadernos. Recuerdo lo que me puso Javi: “A nuestro acampado psicodepresivo favorito”. También me hizo ilusión.
Vuelvo a la escapada nocturna: éramos unos 40 críos e intentamos fugarnos 25. Obviamente, nos pillaron, aunque no se lo pusimos nada fácil. Madrugada, camino del pueblo más cercano para tomar una copa. Eso era todo. Queríamos tomar una copa y volver como héroes. Quería que Pilar me viera volver como un héroe, algo así como un miliciano desfilando orgulloso por Barcelona. Era la noche de San Lorenzo y caían lágrimas. Cuando oíamos un coche cerca nos tirábamos entre los hierbajos y luego nos numerábamos del uno al siete. Nuestra división, al menos. La otra se limitó a hacer auto-stop.
Hay gente sin ningún sentido del heroísmo.
Envejecí demasiado pronto y de una manera poco regular. En casa, tenía la versión original de “Cuando Harry encontró a Sally” y la veía cada dos meses. Meg Ryan era A. Nuestra discusión favorita -preludio de la metafísica- era si los hombres y las mujeres podían ser amigos. “¿Qué quiere decir exactamente “amigos”? ” preguntábamos entonces. Qué quiere decir exactamente “ser”, deberíamos preguntar ahora…
Cantaba grunge y me enamoraba como un fan. Lloraba como un adolescente cuando nadie miraba. Tenía mil camisetas negras y había visto a todos mis grupos favoritos en directo. A veces, Rohmer y Paul McCartney me decían que todo iba a cambiar a mejor. A veces, tenía la sensación de que todo iba a seguir igual. Siempre.