Jonathan Demme ha aprovechado su condición de presidente del Jurado de la Sección Oficial -o, al revés, el Festival ha aprovechado que...- para estrenar dos películas: un documental sobre Neil Young y una película en la que se pasan un buen rato cantando a Neil Young. El documental no lo he visto. Ni ese ni el que recoge la gira que dieron los CSNY por Estados Unidos contra Bush. Ya he dicho varias veces que estoy harto de Bush, que no voy al cine para que me hablen de Bush.
La película tiene buenos momentos, pero no parece la obra de un hombre consolidado y con tantas historias contadas detrás. Anne Hathaway está maravillosa, eso sí. Ahí tenemos a una actriz de verdad, una cosa seria. Ella salva la película en muchas ocasiones. De hecho, la historia es su historia: una chica en rehabilitación -
and I say no, no, no...-que pasa el fin de semana con su familia con motivo de la boda de su hermana.
El fin de semana sirve para sacar toda la mierda de la familia: la falta de apoyo que ella siempre ha sentido, el protagonismo que la hermana siente que le han robado, el sobreproteccionismo del padre, la ausencia total de la madre... y el fantasma constante de un tercer hermano, menor, que murió en un accidente años atrás.
La película cuenta el fin de semana de la boda y, para serles sinceros, ir a una boda ya es suficientemente coñazo cuando conoces a los novios como para tener que verlo al detalle en pantalla. Hay minutos y minutos de brindis, bailes, tartas cortadas... El esquema narrativo es sorprendentemente simple: escena trivial- momento dramático- catarsis- escena trivial-momento dramático- catarsis.
Uno de esos casos en los que parece que el guionista está pensando: "venga, con lo que he contado no es suficiente, voy a darle una vuelta de tuerca: ahora, que la hermana le monte un pollo, ahora, que discuta con el padre, ahora, que la madre haga tal, ahora, que resulte que el hermano...". Una sucesión de tragedias y psicodramas.
A favor: Anne Hathaway, ya quedó dicho, y su historia con el chico de Drogadictos Anónimos (12 Step). Cierta capacidad de emocionar cuando no entra en el melodrama. En contra: la facilidad para entrar en el melodrama de manera cíclica, el abuso del sufrimiento y tener que tragarte una boda como si estuvieras ahí. Yo no pagaría por verla, pero los amantes de la lágrima fácil quizás encuentren aquí un buen motivo.