viernes, septiembre 19, 2008

Gala de presentación y otras cosas


Miguel Ángel Silvestre pasa rodeado de guardaespaldas por el salón del María Cristina e inmediatamente se forma un revuelo enorme, con algún chillido espontáneo, y la turba le persigue mientras él se esfuerza por sonreír y repartir algún saludo. Yo le conocí cuando hacía cortos con David Pinillos y aún no era el Duque y creo que perdí la última oportunidad de mi vida de charlar con él tranquilamente.

Cóctel de bienvenida de la organización para invitados -sí, las que chillaban, perseguían y acosaban eran acreditadas, no enloquecidas fans, las enloquecidas fans casi se lo comen cuando salió del Victoria Eugenia bajo la lluvia-. Cóctel de bienvenida, decía, con vino y chorizo gratis y cierta incomodidad por no conocer a nadie. Claro que, como le decía a Irene esta tarde, nunca conoces a nadie hasta que le conoces, así que al menos intentarlo.

Pido dos copas, entro y salgo a la terraza, paseo por el hall, me pongo las gafas y me las quito y acabo hablando francés con la actriz de "Amateurs", una peli que me ha encantado por sorpresa. De esas veces que entras en el cine sin esperar nada y acabas encantado. Yo quería entrevistarla -Emilie de Preissac se llama, pero ella no se presenta nunca, se limita a presentarme a sus amigos, cambiando de idioma continuamente- y ella me da su email y me propone incluso hacer la entrevista ahí, pero yo estoy cansado -cuatro películas, hoy- y le digo "c´est temps du plaisir, pas du travail!" y salgo del apuro.

Le digo que me voy. "Tu t´en vas? Pour quoi?" contesta ella, que es muy joven. "Je dois voir z´autres films demain", contesto yo y me despido.

Es lo curioso de los festivales. La realidad se convierte en ficción y de repente es realidad otra vez. Quiero decir, que ahí está Blanca, carne y hueso, sin ningún parecido con la desvalida niñita de Marsella que viene a Madrid buscando un padre y acaba encontrando algo parecido a un abuelo. Los diálogos de "Amateurs" son brutales, muy buenos. Uno se siente tentado a pensar que es debido a que los actores -excepto Emilie- no son profesionales. Pero generalmente, los actores no profesionales son la gente menos espontánea y natural del mundo delante de una cámara... así que mérito del director, Gabriel Velázquez.

La última película del día, la que quedó entre el pepito de ternera -aquí, mi vida es como la de un ciclista en una etapa de montaña: me encuentro comiendo un bocadillo de tortilla camino de la de Woody Allen, un croissant camino del Kursaal, un plátano y una botella de agua, así sueltos, camino del Teatro Principal... cualquier cosa para evitar la pájara pero sin sentarse a descansar un momento- y las avalanchas sobre Miguel Ángel Silvestre, fue "El olvido", película-documental muy del estilo de Heddy Honnigman, esa chica que no se sabe si es holandesa, belga, española... pero que ya demostró buen gusto con "Forever" hace dos años. Entonces fueron los cementerios parisinos, hoy son los chicos de la calle peruanos.

Te hubiera encantado.

El primer día de festival me deja con la sensación de siempre: es imposible hacerlo todo, aunque se intente. Es imposible ver todas las películas, escribir todas las críticas, ver a Javier Bardem, hacer petardeo social, comer, cenar... Imposible. Pero se intenta, claro. Mientras queden fuerzas...