Cuando aparece un disco con calidad pero suficientemente comercial, todos estamos contentos. El artista, de entrada, porque sin renunciar -o renunciando lo mínimo- a sus principios va a poder ganarse bien la vida. El productor y la discográfica, porque, sin adquirir mala fama, van a poder vender la mercancía sin problemas. Por último, el periodista, que puede hacer su reseña o su entrevista sin tener que caer en elogios forzados o en críticas despiadadas que desembocan irremediablemente en enemigos.
Algo así sucede con Nena Daconte, que han provocado una especie de entusiasmo generalizado en la industria. Mai Meneses "limpia" su nombre de la enorme mancha de OT, Universal se vuelca en una promoción desaforada y yo puedo decirles que sí sin comprometer en absoluto mi independencia. Lo dicho: todos contentos.
Su disco merece mucho la pena. Se parece un poco a mi libro: es sencillo, pero trabajado. Algo sensiblero, quizás, pero no exactamente sensiblón (como James Blunt), dura poco (35 minutos frente a 110 páginas en edición de bolsillo) y tiene alguna frase memorable.
No es falsa modestia, pero las suyas me gustan más. Por ejemplo: "Engáñame a mí también, siento envidia de sus celos", estribillo de una enorme canción.
El Estado es un sensor
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*por Yaiza Santos*
Enumeró, en contra de su costumbre, lo que hasta ese momento había
declarado el señor Víctor de Aldama ante el juez. Por ejemplo los p...
Hace 15 horas