No voy a hablar de "Lo que sé de Lola". No hasta después de su fiesta, por lo menos. Mejor hablar de una comida en el Foster´s Hollywood y un paseo hasta los Trueba y recoger a Álex Brendemühl y a Roger Gual e irnos a buscar un bar que parece que no existe pero que sí existe sólo que en otro lugar.
Estas cosas pasan a menudo.
Álex, mucho más suelto, con más confianza. Roger, con un punto que le aleja del mundo, que inspira tranquilidad y sosiego. A su ritmo. Son una pareja ansiolítica. Charlamos de "Remake", pero poco, como si no le quedaran demasiadas ganas de seguir haciendo promoción y contestando preguntas. En cambio, bebemos y generalizamos. Incluso algo de terapia, para variar.
Álex se va pero vienen Michel y María y la conversación se centra en parejas y se habla de cine, pero también de periodismo, e incluso de literatura, y se reparten invitaciones a fiestas y se plantea el futuro como algo que no podemos controlar más que haciendo el presente lo más intenso posible.
Y los dos estamos de acuerdo en que Marta Etura se merece todos los premios del mundo y más, y que su personaje es odioso y que a ninguno nos gustaría tener -¿haber tenido?- un padre como Max.
El Estado es un sensor
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*por Yaiza Santos*
Enumeró, en contra de su costumbre, lo que hasta ese momento había
declarado el señor Víctor de Aldama ante el juez. Por ejemplo los p...
Hace 14 horas