Añadir una cosa a lo que dice Iturriaga en su columna de hoy: mi propia experiencia. Una tarde casi entera en el restaurante Arturo de la República Argentina, con "Pepu" tomándose un café y fumando mientras yo consumía botellas de agua mineral como buen adicto a las pastillas.
Una entrevista que iba a ser de una media hora y que acabó durando tres horas. Cotilleos, chismes, recuerdos de su época en el Estudiantes, que yo seguí como forofo. Una cercanía y una cordialidad impropias de su cargo. Una complicidad arriesgada. "Yo no te tengo que decir lo que tienes que publicar y lo que no, sólo te pido que tengas en cuenta que hay cosas que te he dicho en confianza y no como periodista".
Yo no soy periodista, no sé cuántas veces repetirlo.
Pepu pagó mis aguas, me llevó en su coche a casa y se despidió hasta la próxima. Unos días después nos vimos en el Madrid Arena de la Casa de Campo y bromeamos sobre las diferencias entre Pedro Martínez y Juan Antonio Orenga. Recuerdo comentarle: "Tiene que ser una pasada saber que vas a entrenar a Gasol..." (yo, que he entrenado a Dani Alonso, a Modorro, a Ramos, a Simón, a Jorge...), pero él no se inmutaba. "Sí", contestó, por contestar algo. Pero no es sólo un jugador, es todo el bloque lo que importa.
En efecto, el bloque. Por eso, aún pienso que quizás el domingo tengamos una posibilidad. Porque todo el mundo hace recuento puesto por puesto y se olvidan de una cosa: el pequeño hombre barbudo que motiva, cambia, lidia con los egos, hace equipo y diseña para cada partido la estrategia que conviene. Con o sin Gasol.
Y luego va a la Rueda de Prensa y se lamenta: "Hoy no he sido tan útil al equipo como otros días". Un ejemplo.
El Estado es un sensor
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*por Yaiza Santos*
Enumeró, en contra de su costumbre, lo que hasta ese momento había
declarado el señor Víctor de Aldama ante el juez. Por ejemplo los p...
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