sábado, abril 17, 2010

Festival de Cine de Málaga I. La noche que Elvis murió



Escribo desde un locutorio infame que huele realmente mal. Es la única queja del día porque, por lo demás, todo va bien: salió el sol, pusieron una de Woody Allen en el AVE y me han dado una habitación en la quinta planta de mi hotel de dos estrellas. Lo más alto, mejor.

Recuerdos, como es lógico. El mismo hotel y la misma calle que lleva a los Albéniz con las ruinas del teatro romano y la misma plazoleta con carpas de la FNAC y el mismo departamento de prensa con su ausencia total de sonrisas, su "no hay catálogo", su "no puedes recoger otras acreditaciones" y su ausencia total de indicaciones de ningún tipo. Su habitual "búscate la vida, no eres VIP". Este festival hace que cualquier otro sea la leche.

Salvo que seas VIP, supongo, pero ya digo que no es el caso.

Pez espada en cutre bar y saludos a Jaime, el organizador de ZonaZine, ya cansado desde el primer día. Son las cuatro y media de la tarde y pienso en descansar yo también. En meterme en Internet, hacer unas fotos de la ciudad, pasear, ver el partido de baloncesto en el hotel o incluso dormir una siesta y luego ver al Barcelona en una de las terrazas frente al Albéniz.

Creo que he visto jugar esta temporada al Barcelona en unas cinco o seis ciudades distintas. En casi todas, ganó.

Sin embargo, en cuanto me pongo la acreditación, sale el profesional que llevo dentro y me meto a ver lo primero que puedo: "La noche que murió Elvis", sugerente título de una película catalana a concurso en ZonaZine, y que en realidad no tiene nada que ver con el cantante de Memphis sino con una secta de fundamentalistas cristianos asesinos que campan a sus anchas en un pueblo de Barcelona. La idea no puede ser más surrealista, pero funciona. A ratos. Los suficientes, diría yo, como para justificar el visionado.

El año pasado pude ver aquí "Ramírez", del gran Cristian Magaloni, así que siempre hay que estar atento, por si acaso.

Por si acaso, ¿qué?

La pregunta de siempre. Esta noche intentaremos colarnos en alguna fiesta a la que no estamos invitados. Lo más normal es que fracasemos y que nos dé igual. Mañana por la mañana estaremos en el cine con ojeras. Mi entusiasmo me pide otra semana entera aquí pero mi cuerpo, mi bolsillo y mi agenda están de acuerdo en que me vuelva el lunes a Madrid. Así será.