viernes, abril 02, 2010

Xavi Pascual y Ettore Messina


A mediados de la temporada pasada, Jesús Sánchez, periodista del diario Marca, anunciaba en una de sus pomposas columnas el final de los "entrenadores de perfil bajo" estilo Xavi Pascual o Joan Plaza y la vuelta, por fin, de los técnicos de verdad, los que ganan títulos, los importantes, los Capello del baloncesto. Por supuesto, a Sánchez no le gustaban ni Pascual ni Plaza, dos tipos incapaces de gestionar sus plantillas y claramente superados ante el reto que suponía entrenar a un equipo grande. Tampoco era nada nuevo: Sánchez se ha dedicado a crucificar en el pasado a Pepu Hernández, Aito García Reneses, Sergio Scariolo... y ahora va a por Messina.

El caso es que meses después de ese artículo, Pascual ganaba la Liga con el Barcelona y quedaba automáticamente renovado.

Un mal cálculo lo tiene cualquiera.

El Madrid sí eligió la vía Sánchez y se encomendó a Ettore Messina. No hay mucho que objetar sobre la carrera de Messina, un ganador empedernido en varios equipos y varias ligas. Junto a Messina llegaron Prigioni, Vidal, Hansen, Dasic, Velickovic, Garbajosa, Lavrinovic y Kaukenas. En medio de la temporada y como las cosas no iban demasiado bien, el Madrid decidió fichar a Jaric y Tomic. Diez fichajes, algunos carísimos, para tener que oír una y otra vez aquello de "el Barcelona gana porque tiene mejor plantilla", lo que viene a insinuar que el Madrid tiene mejor entrenador pero...

A mí Pascual me ha desesperado varias veces. Su gestión del equipo en la Final Four del año pasado dejó mucho que desear. Su fe en Lakovic y Basile me desconcierta. Su manejo cronometrado de los minutos de Rubio no sé si ayudan o no a su progresión. Ahora bien, ahí están los datos: este año el Barcelona ha jugado 52 partidos oficiales y ha ganado 47. Es campeón de Copa, está en la Final Four y a punto de batir el record histórico de victorias en una liga regular de la ACB.

La tesis de que todo eso es culpa de su extensa plantilla se desmonta con facilidad. Obviamente, se puede discutir si la plantilla del Barcelona es mejor que la del Madrid o al revés. En cualquier caso, cada entrenador tiene exactamente la plantilla que confeccionó en verano, y las principales diferencias son de gestión. Efectivamente, el banquillo azulgrana es impresionante: Lakovic, Sada, Basile, Grimau, Morris, N´Dong y Trías. Barton, como decimotercer hombre aún lesionado.

Pero, ¿y el Madrid? Estos son sus suplentes -según el partido-: Llull, Bullock, Hansen, Vidal, Lavrinovic, Velickovic y Felipe Reyes. Van den Spiegel de decimotercer hombre lesionado y Dasic, cedido al Gran Canaria. ¿De verdad la diferencia de plantilla es tan grande? Llull es mejor jugador que Lakovic y Sada juntos. Bullock, Hansen y Vidal son mejores individualmente que Basile y Grimau, desde luego. Y el terceto Lavrinovic-Velickovic-Felipe Reyes es sencillamente impresionante. Por encima, sin duda, de Morris-N´Dong-Trias.

Si luego Messina decide prescindir de media plantilla o ir castigándola por turnos o desquiciar a todos con sus cambios, el debate es distinto, es decir, el debate es de gestión. Con Xavi Pascual el Barcelona parece un equipazo. Con Messina, el Madrid parece un equipo menor. El pasado está ahí y el futuro de los blancos, con Tomic, Velickovic y Llull comandando la revolución, tiene una pinta muy buena. El presente, de momento, demuestra una superioridad táctica mucho más allá de la técnica.

Le pese a quien le pese, esta temporada el título a mejor entrenador estará entre Pascual y Plaza, que ha llevado al Cajasol al quinto puesto de la liga. Eso con el permiso de Luis Casimiro, entrenador de Estudiantes. Otro hombre de perfil bajo. Ya se inventará algo Sánchez.