Tengo la sensación de que Alex Montoya está esperando algo irónico y malvado y esa presión me puede, la verdad. Veremos lo que puedo hacer, es probable que fracase, o que lo deje todo para el blog de Ana Boyero, si es que ella quiere.
Álex Montoya, su mujer y su hijo Martín en la recepción del Hotel La Mota mientras yo hablo con ese clásico de los recepcionistas que es José Luis, un tipo singular, sin duda. A la vuelta de las Conversaciones en el Balneario. Bastante interesantes, por cierto, con ese punto llorón del cine visto desde fuera, ese "nada es suficiente, tienen que darnos más" que no deja de hacernos gracia a los músicos y a los escritores. Por supuesto, los gastos no son los mismos. Tampoco los beneficios. Y de ayuda pública, ni hablamos. Yo entiendo que tiene que haber cine, incluso entiendo que tiene que haber distintos tipos de cine y no solo el comercial, pero este rollo de pretender que el Estado cubra absolutamente todo me resulta asombroso.
Uno de los ponentes, muy serio, cita a académicos de los años 40 para apoyar su tesis de que el problema es que en España "el cine no está considerado cultura". Lara, de Radio 3, salta con toda educación: "¿Y entonces, la música? Porque los conciertos de Radio 3, que es lo único que echan ahora mismo en televisión van después de la película". ¿Qué subvenciones tiene quien quiere montar un grupo o una discográfica? ¿Qué subvenciones tengo yo si quiero escribir una novela o un editor si quiere publicármela o un librero que quiera ponerla en su tienda? Todos queremos lo mejor para lo que amamos, pero quejarse todo el rato, por todo, de verdad que es agotador.
Vamos, que estoy en la recepción y estoy calentito y subiendo el post que tienen más abajo sobre Medem cuando llegan Álex y su mujer y Antonio Sempere y nos vamos a la Plaza, donde he mandado hace nada a Macarena Gómez, Javi San Román y Aldo. Me encanta Macarena y su facilidad para reconocerme y no saber de qué. Ella cree que me lo tomo a mal, pero no, es así. Cualquiera que la conozca, lo sabe, y yo lo asumo. Macarena además tiene hoy un enorme problema. Dos enormes problemas: uno es el sueño, que se hace palpable en las proyecciones de cortos de las 5 y de las 8. El otro, es que es la única madridista del grupo.
Empecemos por el principio: cortos de las 5. Pésimas proyecciones. Ninguna culpa de los realizadores: el proyector está desenfocado o sucio, no sabemos bien, y el sonido es desastroso. El corto de Macarena y Javi, "Esto no es amor", paga las consecuencias aunque lógicamente no es el único. Me pregunto si el Jurado llega a ver una copia de los cortos antes o después de la proyección porque si la única referencia que tienen es la de los pases del Coliseo, es imposible que se puedan hacer una idea. Sea por eso o por nuestra manía de elevar listones, la sesión tampoco nos convence. A Álex le gusta bastante "El cortejo", de Maria Sereseki; a mí, Leticia Dolera en "Fábrica de muñecas". A los dos nos llama mucho la atención, para bien, la estética choni-almodovariana de "Burbuja", de Pedro Casablanc y Gabriel Olivares, diría que mi favorita del pase.
A las 8, Álex no está tan distendido porque estrenan "Marina", su corto. No solo lo proyectan sino que lo estrenan. Marina es una historia simple, como todas las de Álex, basada en una buena puesta en escena, unos buenos diálogos y un extremo cuidado de los detalles y la actuación. Puede gustar o no, pero es irreprochable. A mí, además, me gusta. Lo siento, Álex, sé que te gustaría una buena gresca aquí, pero no va a ser posible. Prueba con Guacamolo. También me gusta "La historia de siempre", de José Luis Montesinos, con un magnífico Miguel Ángel Jenner y "Amona Puts!" una locura en euskera muy resultona. "El vendedor del año", de Cote Soler, también pasa la altura.
Y en esas, Javi y yo nos vamos corriendo de la sala y buscamos un bar para ver el partido. Me deja elegir y yo elijo el Coco ´s -ayer, la camarera, un año después, me miró a los ojos y me dijo "¿un descafeinado de sobre, verdad?", yo le contesté que no me podía creer que se acordara y ella volvió a sonreír, dijo "de ti sí me acuerdo" y a mí me pareció precioso-, que tiene pantalla grande y dos sofás colocados para ver el partido bien cómodos.
Además, no hay nadie. Solo nosotros.
Y Macarena y Aldo, que llegan más tarde y miran alrededor decepcionados. Quieren ambiente.
Nosotros no queremos ambiente sino que queremos analizar como sabios si Alves debería jugar o no de extremo, la conveniencia de colocar a Messi como delantero centro en vez de como media punta, si Keita es hombre para banda o no... hasta que cae el primero y luego cae el segundo y todo se desarrolla con una placidez casi hasta aburrida. Somnolienta. Un respiro, nada más. En el Continental esperan Montesinos, Montoya, Sergio Barrejón y una gente andaluza muy divertida. No saben si ir al rodaje de Esteban Crespo y Aida Folch -al final, va a resultar que...- o ir al Flanaghan a bailar indie.
Mientras lo deciden, yo me voy a mi hotel.