Yo insisto en que la relación entre los cortometrajistas, en general, es encomiable y sorprendente. Todos entre 25 y 40 años, con sus egos, sus inseguridades, su creatividad, su dinero invertido... y condenados a competir por 500, 1000, 2000 euros casi cada semana contra otros cortometrajistas con las mismas virtudes y defectos. Un escenario ideal para los rencores, envidias y celos.
Algunos dicen que sí que hay rencores, envidias y celos. Es lógico, tiene que haberlo. Lo prodigioso es que yo no lo veo. Yo veo al equipo de "La historia de siempre"- José Luis Montesinos y Miguel Ángel Jenner-, al de "El orden de las cosas" -los hermanos Esteban más David Casas- y a la siempre hiperactiva Manuela Burló, actriz de "Quiero estar el resto de mi vida contigo" compartiendo mesa y risas y luego cubatas.
Como si no estuvieran compitiendo en absoluto, y eso que todos estaban en el mismo pase.
Es bastante impresionante compartir mesa con Miguel Ángel Jenner. Aparte de ser el padre de una de las criaturas más hermosas de este planeta, es un actor de los de toda la vida, especializado en el doblaje -Samuel L. Jackson- y con una trayectoria y serenidad que echa para atrás. Estos festivales tienen mucho de hipocresía y yo soy el primero que me apunto: nunca digo que algo me gusta cuando no me gusta, pero tampoco voy diciendo que no me gusta lo que no me gusta, no sé si me entienden. Me callo como una puta. Así que, de repente, estás con gente que te parece verdaderamente admirable y te sientes un poco superado. Jenner es uno de ellos, la otra, sorprendente, por la tarde, ha sido Nausicaa Bonim.
Nausicaa estaba con Roser Aguilar, la excelente directora de "Lo mejor de mí" a la salida de los Albéniz. Las dos son jurados de ZonaZine, la sección paralela del festival, y reconozco que me paralizó. No creo que mucha gente se paralice ante la protagonista de "Tres días con la familia", pero yo sí. Un tipo extraño. Esa película me fascinó hace un año y me gustaría haberle dicho cuarenta veces lo mucho que me fascinó. Sin embargo, los cinco -nosotros tres más Tali y César, de la revista "Freek!"- preferimos decir cuarenta veces lo mucho que nos fascinó "Tierra".
Si pueden, háganse con un ejemplar de la revista y vean la excelente entrevista de Tali Carreto a Julio Medem.
En fin, Nausicaa y Miguel Ángel Jenner. Admiraciones. La cena es en un restaurante japonés donde básicamente hay pasta y solomillos. Un extraño restaurante japonés abierto a todo tipo de sugerencias. Me siento al lado de Manuela Burló. Yo sabía que a esta chica la conocía de algo y no sabía de qué. No tanto por su cara sino por su forma de hablar. De repente, lo suelta: trabajó con Guadalupe Lancho en "El show de Cándido". ¿No se acuerdan de "El show de Cándido"? Fue una frikada absoluta a la que me enganché por completo en verano de 2006. Una especie de "Show de Truman" disfrazado de reality. Una obra maestra, en mi opinión.
Por supuesto, yo no sabía que Guada había estado ahí, menos iba a saber que Manuela era la llorona. Si tengo que ser sincero, apenas recuerdo algunas cosas sueltas, pero de repente me invade una alegría suprema, como si algo tuviera sentido por fin entre tanta lluvia y me recuerdo a mí mismo en Castelldefells con B., tirado en el suelo leyendo a Cheever en los anuncios del programa y fantaseando con comprar entradas para ver a Ronaldinho.
Y es uno de esos momentos en los que uno es tan feliz. Tan feliz que se va al "Toulouse", de la calle Echegaray, a ver al DJ que nos ha recomendado Nausicaa, a volver a ver a la propia Nausicaa -y volver a paralizarme-, a saludar después de dos años a Manuela Vellés y comprobar que sí, que se acuerda, y a tomar una copa con David Casas antes de que se vaya a Nueva York.
Uno de esos días en los que la realidad, como habrán comprobado se convierte en un hipervínculo.
El Estado es un sensor
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*por Yaiza Santos*
Enumeró, en contra de su costumbre, lo que hasta ese momento había
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