viernes, octubre 02, 2009

Dani Flaco, Radio 3 y cortometrajes en la cola del paro


- Dani Flaco en el Búho Real
 
Conchita y yo nos sentamos en el suelo y observamos el partido y el concierto. No es un gran partido, o al menos no hay demasiadas oportunidades de gol, pero sí es un gran concierto. Cuando Dani consulta los bises, ella pide con insistencia "Mi palito", que es un clásico de Youtube, pero no es día de excentricidades, es un día más bien sobrio, de buena música, buenas canciones, algunos estrenos prometedores de lo que será su tercer disco, grabado en el Hotel Lichis y una canción así, que tiene su punto en otras circunstancias, pues no procede...

Nos quedamos Pablo Ager, Vai Vencida, Dani, ella y yo un rato de charla en la barra del Búho Real, la mítica barra del Búho Real, atendida por Antonio J. Ferrer, ni más ni menos, un prodigio de la multifaceta y por lo tanto un ser afín: camarero, actor y cantante, hoy ha salido a tocar una de sus canciones y la verdad es que nos ha sorprendido gratamente a todos.

En Melilla ganó el concurso a mejor cantautor local, aunque siempre cuenta que fue el único en presentarse prácticamente, para quitarse méritos.

Empieza a llegar gente: llega Marian, llega Rubén Martínez, un tipo de Pereza, Lucas Masciano, Fran Fernández con Laura... de repente resulta que todo el mundo se quiere ir a Libertad, 8 y yo soy un hombre sin convicciones y sin principios a determinadas horas, y al fin y al cabo si hay un compromiso serio de ser cínicos, no veo por qué no se puede ir allí, donde de repente todo son caras conocidas, una especie de Facebook viviente con copas en la mano y Vai Vencida y yo nos quedamos en la atalaya, un escalón por encima, mirando el mar de fondo, hasta que nos aburrimos -para ver el mar una no se va de Valencia a Madrid-, coge un taxi y yo me voy para casa.

- La fiesta-concierto de Radio 3

Así que hay dos colas: una para los invitados VIP y otra para los invitados web. Nosotros, por mucho que tengamos corazón de invitado VIP en realidad somos invitados web, así que nada, nos quedamos en la planta de abajo con las maquetas y las sonrisas de miembro de  lobby olímpico y vemos a Álex Ferreira, a los magníficos L.A., y a otro grupo cuyo nombre no recuerdo y supongo que eso no es bueno. Cuando intentamos colarnos por las escaleras, un Dimitri nos dice que no, que ni de coña, que sin pulserita azul no molas y si no molas, no te puedes mezclar.


Julia dice que arriba hay bebida gratis y que es normal que no nos dejen entrar, pero yo creo que lo de la bebida gratis se puede solucionar dando tiquets de bebida en la entrada para los VIP y que en el fondo hay un cierto gusto por ser El Canto del Loco. Sí, te mola ser indie y alternativo y dar voz a los sin voz pero luego organizas una fiesta y acabas en una suite con Paris Hilton y Cristiano Ronaldo.

Como en San Sebastián, como en Málaga... todos queremos ser Brad Pitt o por lo menos que nos hagan sentir igual. ¿Cómo culparles?

Arturo Paniagua y Ángel Carmona se bajan y se mezclan, lo que habla en su favor. Quique González, por ejemplo, empezó y acabó mezclado, entre la gente, escuchando el concierto de cerca, como debe ser. Nos saludamos, nos damos las gracias, nos promocionamos ligeramente y nos vamos a cenar algo: una tosta de chorizo y una de salchichón.

Cortometrajes en la cola del paro

A la mañana siguiente voy a Alcalá de Henares. No por placer, claro, por trabajo. Tengo que recoger un papel para entregar en la oficina del paro y pedir la prestación por desempleo. Algunos de ustedes no lo saben pero yo, legalmente, soy un desempleado. La cosa es sencilla: la lista de interinos de la Escuela Oficial de Idiomas sigue bloqueada, no hay nombramientos y yo no tengo trabajo... pero sigo teniendo piso, psiquiatra, teléfono, Internet e incluso una personal assistant, así que de algún lado habrá que ir sacando y el tiempo de esperar ha pasado. De hecho, acaba hoy.

Necesito un certificado de empresa que certifique lo que el INEM ya sabe, es decir, que he trabajado tantos días en tal sitio. ¿Para qué me pide el INEM lo que el INEM ya tiene? Las versiones varían. ¿Por qué tengo que recoger un papel en Alcalá de Henares en la época del fax y el escáner y la fibra óptica y perder así dos horas y media de mañana? Esto es España, señores, no le den más vueltas.

Así que me pongo música y recurro al estoicismo como medida preventiva de ataques de ansiedad -que aun así llegan, justo durante la escucha de "Ça planne pour moi", de Plastic Bertrand-, entro y salgo de la DAT Este, voy a Vicálvaro, de ahí a Pavones -mi oficina está en Goya, pero, no se sorprendan, está en obras- y ya en Pavones, a la segunda planta. El sitio está hasta arriba. Ya no hay ni turnos para pedir la prestación. Se han agotado todos. Sólo puedes pedir información y ver cómo se puede solucionar tu caso, así que todos pedimos información y esperamos.

En mi caso, con una profesora de inglés que prepara una tesis sobre Sam Shepard.

El escritor y la estudiante de teatro estadounidense contemporáneo se plantan en la sala de espera y hablan sobre música indie mientras miran los números en rojo pasar y piensan que ni de coña les va a dar tiempo ni de que les informen hoy. Para mí esto es un cortometraje: el giro final podría ser que después de la conversación de dos horas yo me quedo con su número para colarme, pero en realidad sería absurdo: ella tiene el 120, yo tengo el 121.

Somos los únicos que hablamos entre un montón de gente cabizbaja y cabreada. Especialmente cabreada, además, con nosotros precisamente por ser los únicos que hablamos. Sobre el paro y las colas del paro, etc. se han escrito muchos tópicos, pero luego ves la realidad y caramba, coincide. No sé si llamarlo tragedia, pero desde luego drama, lo parece.

La gente sigue entrando en aquella habitación rodeada de pupitres con números y los funcionarios hacen lo que pueden, que muchas veces es incluso más de lo que esperamos, porque ellos también saben que a todo el mundo le gusta un final feliz.