lunes, julio 02, 2012

Y ahora, si quieren, bostecen con Del Bosque




La pena es que solo durante diez minutos de esta final pudiéramos ser conscientes de hasta qué punto es heroico lo que ha hecho esta selección. Esos diez minutos después del gol de Silva en los que los jugadores españoles se fueron un poco atrás, pequeño ataque de altura, y los italianos se lanzaron a la presión, adelantándose en cada defensa, empujando a España contra la portería de Casillas: un córner, dos corners, una falta lateral...


España parecía agotada. Como lo pareció tantas veces. Si no lo estaba, simplemente, fue porque en todo momento supo jugar, porque siempre supo cuáles eran sus bazas y no dejó que la prensa ni los críticos desviaran el plan. No solo tenía el reto histórico de ganar tres torneos de primer nivel de manera consecutiva sino que ninguna selección había repetido jamás Eurocopas sucesivas. Eso por el lado de la estadística, pero además de la estadística, estaba el reto físico, el enorme reto físico. Y solo se podía solventar mediante técnica y táctica.

Cuando varias selecciones se estaban concentrando, Athletic de Bilbao y Barcelona estaban aún jugándose a 35 grados en Madrid el último título de la temporada de clubes. Los primeros partidos de preparación los jugamos con chicos que al final ni siquiera irían a Polonia y Ucrania... porque los designados de estos dos equipos estaban disfrutando un fugaz reposo necesario. Si Llorente y Martínez apenas han jugado, ahí pueden encontrar una explicación.

Aparte del cansancio físico estaban las bajas: Puyol y Villa, que ponían de relieve los puntos débiles de una selección donde no hay delanteros goleadores y donde no hay laterales derechos de verdadera enjundia. Ramos tuvo que irse al central y Arbeloa cumplió en cada partido, subiendo y bajando, fallando porque no es un talento, pero dejándose el alma y con una colocación táctica exquisita, incluyendo una final impecable. Paró a Ribery, paró a Cristiano, vigiló a Cassano y Balotelli mientras mantenía la posición en ataque, a veces con éxito, la mayoría, sin él. Pero sin dejar de intentarlo nunca.

Arbeloa era el síntoma de una selección poco brillante en lo ofensivo, una selección agotada, que necesitaba construirse en torno al balón, que necesitaba esas pausas que da la posesión y que sabía que la clave volvía a ser mantener la portería a cero partido tras partido. Silva se dejó el físico haciendo ayudas, igual que Busquets, Xabi Alonso... Xavi ha jugado medio cojo y aun así ha brillado en la final. Iniesta se ha enfrentado a un uno contra cinco constante que nos permite ver hasta qué punto es un jugador maravilloso y diferencial.

La gente decía que se aburría. Campeones de Europa, del Mundo, imbatibles en defensa y la gente se aburría. Qué fácil hubiera sido borrarse. Estos chicos lo han ganado todo con sus clubes y con su selección. Todo. El doble pivote. El falso nueve. Los debates estériles. La Eurocopa de Del Bosque ha sido una exhibición táctica, explotar al máximo unos recursos muy limitados por el cansancio. Él lo sabía y lo decía, pero nadie escuchaba, solo se escuchaban los bostezos. Qué injusticia.

La gente le reprochaba copiar a Guardiola cuando él ya puso a Guti de delantero centro hace diez años y el 14 se hinchó a marcar goles aquella temporada.

Tenía que llegar una final así, una final con cuatro goles e innumerables tiros a puerta para reivindicar estilos. Eso sí, sin recibir un solo gol. 16 horas y media sin recibir un gol en cruces. Por eso se pone un doble pivote, señores, por eso se necesita la posesión para relajarse y correr menos. Ser maravilloso siempre es imposible, España se ha limitado a ser lo mejor que podía ser en cada momento Cuando acababa un partido era difícil decir “España ha jugado bien” pero muy complicado criticar a ningún jugador. ¿Quién ha sido el mejor? Jordi Alba, Sergio Ramos, Iker Casillas, Andrés Iniesta...

Pero, ¿por qué no Silva con sus 2 goles y 3 asistencias o Cesc con su gol decisivo ante Italia y su penalti ante Portugal?, ¿por qué no Torres, quien, pudiendo lucirse con la Bota de Oro prefirió regalar el cuarto gol de la final a su compañero Mata? España pasa a la Historia y eso no lo regalan. Puede que algunos piensen que sí, pero no, no lo regalan. Aquí, si quieren, algunos pueden seguir bostezando. Conseguir esto era tan improbable, tiene tanto mérito, que racionalizarlo es imposible. Sigan soñando.

Artículo publicado originalmente en el periódico El Imparcial, dentro de la sección "La zona sucia"