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Y ahora, si quieren, bostecen con Del Bosque
La pena es que solo durante diez
minutos de esta final pudiéramos ser conscientes de hasta qué punto es
heroico lo que ha hecho esta selección. Esos diez minutos después del
gol de Silva en los que los jugadores españoles se fueron un poco atrás,
pequeño ataque de altura, y los italianos se lanzaron a la presión,
adelantándose en cada defensa, empujando a España contra la portería de
Casillas: un córner, dos corners, una falta lateral...
España parecía agotada. Como lo pareció tantas veces. Si no lo
estaba, simplemente, fue porque en todo momento supo jugar, porque
siempre supo cuáles eran sus bazas y no dejó que la prensa ni los
críticos desviaran el plan. No solo tenía el reto histórico de ganar
tres torneos de primer nivel de manera consecutiva sino que ninguna
selección había repetido jamás Eurocopas sucesivas. Eso por el lado de
la estadística, pero además de la estadística, estaba el reto físico, el
enorme reto físico. Y solo se podía solventar mediante técnica y
táctica.
Cuando varias selecciones se estaban concentrando, Athletic de Bilbao
y Barcelona estaban aún jugándose a 35 grados en Madrid el último
título de la temporada de clubes. Los primeros partidos de preparación
los jugamos con chicos que al final ni siquiera irían a Polonia y
Ucrania... porque los designados de estos dos equipos estaban
disfrutando un fugaz reposo necesario. Si Llorente y Martínez apenas han
jugado, ahí pueden encontrar una explicación.
Aparte del cansancio físico estaban las bajas: Puyol y Villa, que
ponían de relieve los puntos débiles de una selección donde no hay
delanteros goleadores y donde no hay laterales derechos de verdadera
enjundia. Ramos tuvo que irse al central y Arbeloa cumplió en cada
partido, subiendo y bajando, fallando porque no es un talento, pero
dejándose el alma y con una colocación táctica exquisita, incluyendo una
final impecable. Paró a Ribery, paró a Cristiano, vigiló a Cassano y
Balotelli mientras mantenía la posición en ataque, a veces con éxito, la
mayoría, sin él. Pero sin dejar de intentarlo nunca.
Arbeloa era el síntoma de una selección poco brillante en lo
ofensivo, una selección agotada, que necesitaba construirse en torno al
balón, que necesitaba esas pausas que da la posesión y que sabía que la
clave volvía a ser mantener la portería a cero partido tras partido.
Silva se dejó el físico haciendo ayudas, igual que Busquets, Xabi
Alonso... Xavi ha jugado medio cojo y aun así ha brillado en la final.
Iniesta se ha enfrentado a un uno contra cinco constante que nos permite
ver hasta qué punto es un jugador maravilloso y diferencial.
La gente decía que se aburría. Campeones de Europa, del Mundo,
imbatibles en defensa y la gente se aburría. Qué fácil hubiera sido
borrarse. Estos chicos lo han ganado todo con sus clubes y con su
selección. Todo. El doble pivote. El falso nueve. Los debates estériles.
La Eurocopa de Del Bosque ha sido una exhibición táctica, explotar al
máximo unos recursos muy limitados por el cansancio. Él lo sabía y lo
decía, pero nadie escuchaba, solo se escuchaban los bostezos. Qué
injusticia.
La gente le reprochaba copiar a Guardiola cuando él ya puso a Guti de
delantero centro hace diez años y el 14 se hinchó a marcar goles
aquella temporada.
Tenía que llegar una final así, una final con cuatro goles e
innumerables tiros a puerta para reivindicar estilos. Eso sí, sin
recibir un solo gol. 16 horas y media sin recibir un gol en cruces. Por
eso se pone un doble pivote, señores, por eso se necesita la posesión
para relajarse y correr menos. Ser maravilloso siempre es imposible,
España se ha limitado a ser lo mejor que podía ser en cada momento
Cuando acababa un partido era difícil decir “España ha jugado bien” pero
muy complicado criticar a ningún jugador. ¿Quién ha sido el mejor?
Jordi Alba, Sergio Ramos, Iker Casillas, Andrés Iniesta...
Pero, ¿por qué no Silva con sus 2 goles y 3 asistencias o Cesc con su
gol decisivo ante Italia y su penalti ante Portugal?, ¿por qué no
Torres, quien, pudiendo lucirse con la Bota de Oro prefirió regalar el
cuarto gol de la final a su compañero Mata? España pasa a la Historia y
eso no lo regalan. Puede que algunos piensen que sí, pero no, no lo
regalan. Aquí, si quieren, algunos pueden seguir bostezando. Conseguir
esto era tan improbable, tiene tanto mérito, que racionalizarlo es
imposible. Sigan soñando.
Artículo publicado originalmente en el periódico El Imparcial, dentro de la sección "La zona sucia"