1.- Los manidos nervios del debut, la responsabilidad olímpica, las expectativas desmesuradas… Todo el mundo daba por hecho que esta selección ya tenía la plata en el bolsillo cuando ni siquiera había empezado el primer partido ante una selección tradicionalmente peligrosa para España. Resultado: en los primeros cuatro minutos apenas tres puntos y todos de tiros libres.
2.- Creciendo de dentro afuera. El poderío de los pívots españoles es conocido por todas las selecciones, así que es normal que se cierren en defensa. La receta es simple y complicada a la vez: buscar posiciones desde fuera… pero además meter los tiros. Afortunadamente, en la primera parte se dieron los dos factores. Primero, Calderón; luego, Navarro; y en el tercer cuarto incluso Rudy y el propio Pau Gasol. Una vez abierta la defensa, sí, balón dentro a Ibaka, balón dentro a Ibaka y balón dentro a Ibaka.
3.- La mejoría de este jugador de un año a otro es sensacional. No es una cuestión de puntos o tapones sino de entendimiento del juego. En el Eurobasket 2011, Ibaka era un jugador perdido en la cancha, sin saber muy bien cuánto aguantar en una ayuda, acumulando faltas con una rapidez tremenda y demasiado tímido en ataque. Nada que ver con esta versión como finalista de la NBA. Tiene 21 años y los árbitros han pasado de masacrarle en Lituania a respetarle en Londres. Tanto que incluso pudo marcarse unos dobles de escándalo sin que nadie se atreviera a pitar nada.
4.- De los chinos hay que admirar su competitividad. En baloncesto como en todos los demás deportes. No se rinden nunca. Incluso cuando parecía que España abría brecha al descanso con doce puntos de diferencia supieron capear el temporal y agarrarse a Yi Jianlian para mantenerse en el partido, en esa diferencia incómoda de los siete-ocho puntos que hace que pierdas dos balones, te metan dos triples y se te venga Conçeiçao con toda su Angola del 92 a la cabeza, como en los anuncios de coches.
5.- Si China compitió bien, tuvo a un gran Yi, encestó su cantidad habitual de triples y tuvo una buena lectura táctica del partido, ¿por qué recibió 97 puntos? Porque España es demasiado buena. No tan buena como Estados Unidos, pero sí lo suficiente como para ganar a cualquier rival que no sea excelente. España tiene el reto de conseguir su sexta medalla en siete campeonatos consecutivos. Es una hazaña tan difícil que preocupa la facilidad con la que se lanzan las críticas cuando no ganan desde el minuto uno y por aplastamiento. Igual que sucede con el Tour, unos Juegos no se ganan en el primer partido pero sí se pueden perder en ese primer partido. Visto con perspectiva, el debut es difícil de mejorar.
6.- Difícil de mejorar por la victoria, por la recuperación de Marc Gasol y Sergio Rodríguez –su último cuarto fue sensacional– y por la actuación coral del equipo, con roles bien definidos, a veces hasta el exceso: todos anotaron al menos un punto salvo Víctor Claver, acostumbrado a ser el duodécimo hombre y que, para evitar confusiones al respecto, solo disputó los últimos dos minutos y cuando ya ganaba España por veinte puntos de diferencia. Si alguien cree que es fácil plantarse en unos Juegos y tener a once tíos que te anoten, le voy avisando de que no lo es.
7.- Los especialistas: por lo que se vio en el primer partido, Llull será un defensor más que un atacante, al menos los días que Calderón esté acertado. Se le sigue viendo un poco acelerado pero si no estuviera acelerado no sería Llull, sería Claver. Felipe Reyes disputó menos minutos que en la preparación y a un nivel más bajo. Se confirma, pues, como cuarto pívot tras la recuperación de Marc. Un excelente cuarto pívot, desde luego. San Emeterio tendría que jugar todo el partido como jugó el final del último cuarto: liberado, sin complejos, tomando la responsabilidad. En cuanto al puesto de base suplente, tanto Sada como Rodríguez mostraron sus cartas, solo que el partido estaba mucho más para Sergio que para Víctor, cuya obsesión por dar un pase más y no tirar ni cuando está solo es difícil de entender. Un jugador que recibe solo ha de tirar siempre, aunque la falle. El rival no puede intuir que no hay peligro en dejar al base contrario solo en el triple porque no va a tirar. Por lo demás, partido completo del catalán, eclipsado por la velocidad y sentido del juego de Sergio.
8.- Precisamente en Sergio Rodríguez quería pararme porque yo era de los que no entendía qué pintaba en esta selección. Lo entendí en la preparación y más aún en este partido: sabe jugar pocos minutos en partidos importantes. No todo el mundo sabe. No todo el mundo coge el balón por primera vez en el minuto 31, da un par de asistencias y mete un triple con la serenidad de quien fue campeón del mundo con 20 años. Este año ha habido bases mejores que Sergio en la ACB. ¿Sabrían reaccionar igual en los momentos clave de unos Juegos Olímpicos? No lo sabemos. Sabemos que Sergio ha estado ahí y ahora es su labor demostrar que Scariolo no se equivocó dándole la responsabilidad.
9.- Por cierto, Scariolo… Después de cuatro años parece que ya ha dado al equipo ese punto intermedio entre juego libre y ordenamiento táctico. Al italiano le ha tenido que costar porque ha mamado un baloncesto lento, defensivo, de complejos sistemas… y aquí se encuentra con que jugadores y afición le piden 100 puntos y un montón de mates. Es una transición muy complicada. Prefiero que deje jugar a que intervenga demasiado. Eso no quiere decir que tenga que limitarse a ser un acompañante de los jugadores pero tampoco lo es Coach K en Estados Unidos y su equipo juega de maravilla. ¿Tendrá algún ataque de entrenador? Creo que se le pasaron todos en Polonia 2009, pero hay que entender su posición: ha ganado dos Campeonatos de Europa y en cuanto algo funciona mal le caen tortas por todos lados.
y 10.- Y Pau Gasol… Su superioridad a nivel FIBA solo tiene equivalente en Luis Scola. Maneja el repertorio ofensivo a su antojo y aparece cuando le da la gana. Hay dos Españas: una con Pau en la cancha y otra sin él. No hay que escandalizarse, le pasaría a cualquier equipo. Sin aparente esfuerzo, anotó 21 puntos incluyendo triples, tiros de cinco metros laterales, mates tras giro por la línea de fondo y algún ganchito de los suyos. Cuando Wang Zhizhi le puso en dificultades sacándole de la zona y metiéndole triples, su reacción fue muy NBA: pedirle al base que la siguiente se la diera a él, llevar a Wang al poste bajo y meterle un mate en la cara.
Crónica publicada originalmente en el Magazine de Martí Perarnau