Entre mis muchas excentricidades está la de ser un mal lector. Un mal lector para lo que se espera de un buen escritor, al menos, si es que a estas alturas se espera algo de un escritor, que estaría por ver. Soporto regularmente dos preguntas incómodas: la primera es "¿A qué te dedicas?", que me provoca un inmediato ataque de ansiedad y pánico y hace que me vaya a una esquina a acurrucarme y echarme a llorar. La otra es "Ah, ¿y has leído a...?" Esta normalmente la provoco yo cuando respondo a la primera pregunta con un soberbio "Soy escritor", así que me la tengo merecida.
Y no, casi nunca he leído al autor en cuestión, con la lógica decepción propia y ajena.
Pero he leído otras cosas. Podría citar las autobiografías de Sampras, Agassi y Ballesteros, o los anuarios -en francés- de las temporadas de tenis de 1979, 1984, 1988 o 1993 -el primer año de Bruguera en Roland Garros-. Creo que el primer libro de deportes que realmente me cautivó fue el magnífico "The Jordan Rules", de Sam Smith, periodista del Chicago Tribune, que Gure me consiguió en un viaje a Estados Unidos, allá por 1992, y leí con avidez. Varias veces, de hecho.
Desde entonces, mi interés por la literatura deportiva en lengua extranjera me ha llevado a descubrir varias joyas. Por ejemplo, casi todo lo que se comenta ahora del dopaje en España ya lo leí en el "Tour de Vices" de Bruno Roussel, edición francesa de 2001, libro que no se tradujo jamás, claro. Todo lo que se habla de Guardiola y el juego combinativo se lo explicaba Phil Jackson a Charley Rosen en "More than a game", justo después de ganar su séptimo anillo de la NBA. Luego vendrían otros cuatro.
Pero la mayor frikada de todas fue un libro que compré en Dublín, verano de 2004, el verano que me refugié en una pensión inmunda para creerme más escritor y cuando pisé una librería lo primero que me llamó la atención fue un color rojo intenso, portada de "El Becks. A season in the sun". El libro era un recorrido por la primera temporada de David Beckham en el Real Madrid y estaba escrito por un corresponsal inglés. Era soberbio. No solo porque narrara casi paso por paso cada partido del Madrid de esa temporada, la gran temporada de los "galácticos": Ronaldo, Zidane, Figo, Beckham, Raúl..., una temporada, además, muy literaria, pues en marzo el Madrid lideraba la liga, estaba en la final de Copa y con un pie en semifinales de la Champions y luego llegó un cataclismo de proporciones brutales, sino porque Alex Leith acompañaba al equipo campo por campo, ciudad por ciudad, en plena resaca del 11-M y hacía un retrato bastante aproximado de lo que era el país.
Con la clásica exaltación británica al respecto, pero bastante aproximado.
Uno de mis momentos favoritos es cuando Leith avisa: "Cuando estás perdido en una ciudad española, tienes que tener mucho cuidado a la hora de preguntar. El español, por regla general, se siente obligado a ayudarte aunque no sepa la respuesta y en realidad te va a dar mil indicaciones aunque probablemente no sepa dónde demonios vas... Así que al menos pregunta dos veces".
"El Becks. A season in the sun" es la obra maestra de mi biblioteca. La pena es que nadie me pregunte, nunca: "Ah, ¿eres escritor?, ¿has leído ese libro de Alex Leith sobre la temporada 2003/2004 del Madrid? No, todo el mundo me pregunta por el puto Murakami de los cojones.