sábado, marzo 12, 2011

El calendario


Florentino Pérez hace muy bien en reivindicar que su entrenador se queje de los calendarios y de todo aquello que perjudique al Madrid. Eso también es "señorío", dice, readaptando la frase original de su entrenador que poco más o menos era "el señorío me lo paso yo por...". Desde luego, lo que se está haciendo con el Madrid es de difícil comprensión y una clara adulteración del torneo: no solo le hacen jugar contra el Hércules en el Bernabéu solo cuatro días antes de tener que jugar contra el Lyon en el Bernabéu sino que luego le colocan un partido tres días después en el Calderón.

¡Pero ustedes saben los atascos que se forman en esta ciudad! Es para indignarse y tirar la liga: tres partidos en ocho días y al menos dos en barrios distintos. Agotador.

Una hazaña de este tipo deja en nada aquella historieta de cuando el Barcelona tuvo que jugar un sábado contra el Espanyol, coger un autobús y viajar 24 horas a Milán porque todos los aeropuertos estaban cerrados. Los tiempos del volcán islandés cuyo nombre no voy a googlear. El partido se jugaba en martes. Unas semifinales de Champions. Por supuesto, moverlo al miércoles era imposible: la televisión pagaba y lo había programado un martes y con la pasta que cobran los clubes, bien hacen en obedecer a las cadenas.

El Barça cogió aquel bus, llegó a Milán y perdió el partido en la segunda parte, agotado y con un gol en fuera de juego por un metro. Al entrenador del Inter no le pareció mal: ni el viaje, ni los tres días entre partido y partido, ni la obligación de jugar un martes porque así lo había decidido la televisión. Ni el arbitraje, por supuesto.

Si les soy sincero, a mí tampoco me lo pareció: los árbitros se equivocan, a veces de manera garrafal, y los partidos se juegan cuando están programados salvo que sea imposible, y eso le pasa a todos los equipos.

A todos.

El fútbol es asín.

Eso sí, bien hace el presidente del Real Madrid en quejarse porque esto pasa de castaño oscuro. Si les parece que estoy siendo irónico es que no conocen la M-30.